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¿Qué haría hoy si fuera presidente?

Varios de esos lectores que tanto critican mis escritos porque sus niveles...

6 de enero de 2013 Por: Carlos Lleras de la Fuente

Varios de esos lectores que tanto critican mis escritos porque sus niveles de inteligencia y cultura no dan para entenderlos, dirán que este viejo (h de p como suelen identificarlo) está loco. Bueno, no tanto pues si mi padre que se lanzó para reelección a los 75 años (mi edad actual) hubiese manejado con más tacto la política, habría derrotado a López Michelsen en 1974. Sería una buena experiencia la de poner a colaborar a gente de bogotano raigambre liberal, democrática y autoritaria, que no dependiera de cacao alguno ni de periodistas de ética discutible que, según dicen, a veces ordeñan a cuatro manos y reciben dinero de las dos grandes cadenas, ni que tampoco tengan miedo a tanto bandido, que trataríamos de borrar de este territorio; de esta manera sí se harían reformas sociales, como la agraria y acabaría con los fanáticos de todas las religiones.Se vigilaría por un excelso Ministro de Justicia y gran cuerpo de funcionarios la actividad de jueces, abogados, y a la cárcel irían a parar unos y otros, ojalá en alguna colonia penal lejana y de clima poco saludable, si faltasen a sus deberes; allá se encontrarían con los contratistas deshonestos o incumplidos y con otra gentuza de cuello blanco. Para ello acabaría con el Inpec y abriría otras colonias penales en zonas alejadas y de difícil acceso, destinadas a hacer permanecer en ellas y por muchos años a tanto bandido que ahora se pavonea por las calles por razones alejadas a una verdadera administración de Justicia, para lo cual acabaría con el Consejo Superior de la Judicatura, generando así grandes economías al Estado.La lucha contra la corrupción comenzaría por volver a crear la jurisdicción departamental para la elección de senadores; así mismo se echaría para atrás la elección popular de gobernadores y alcaldes, pues desde que esa pseudodemocratización nació con Barco y culminó en la Constituyente ha generado todas las corruptelas inimaginables; los suplentes en las corporaciones públicas desaparecerían también como lo ordenó la Constitución de 1991.Sin lugar a dudas el Congreso sería unicameral y tanto en él como en las demás corporaciones públicas se eliminarían gastos escandalosos como la compra de vehículos tanto para el servidor público como para su esposa, el suministro de gasolina y repuestos y otras arandelas abusivas que los padrastros de la patria han venido creando en beneficio propio.Dentro de un sistema eminentemente parlamentario se generalizarían las consultas populares para, por ejemplo, llamar a elecciones de Congreso. El Presidente, responsable ante el país, prepararía las ternas para elegir Contralor, Fiscal y Procurador lo que tendrían que hacer de común acuerdo con el Consejo de Estado y las Cortes. Los gobernadores vigilarían el desempeño de los juzgados municipales y de circuito, como ocurría en el pasado y posiblemente el de los Tribunales Superiores.No habría extradición para colombianos si la pena que se les pudiese imponer en el exterior fuese menor a la que les correspondiera en Colombia, para lo cual se firmarían nuevos tratados.El incumplimiento en la realización de obras públicas, distinto a la fuerza mayor o caso fortuito, sería juzgado por una sala especial del Consejo de Estado y habría pena de prisión para los contratistas corruptos que ahora siguen tan campantes. La rebaja de penas que generosamente negocian los fiscales se eliminarían para la mayoría de los delitos graves y tales rebajas tendrían que revisarse por comités departamentales. El Presidente no movería a sus ministros en forma horizontal dentro del gabinete, tal como ocurre ahora cuando el Presidente no sabe nada o muy poco y el ministro, cuando aprende el oficio, es enviado a otro despacho cuyas funciones son totalmente diferentes a las que venía ejerciendo.Como soñar no cuesta nada, me pregunto si las fuerzas de dudosa ortografía que hoy manejan el electorado y buena parte de las actividades del Estado apoyarían estos planes, que sólo son el comienzo de una enorme cruzada para la dignificación de un Estado venido a menos.