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Paras, diplomáticos, mazamorreo y otros

Para proyectar una imagen aún peor de Colombia en el campo de...

7 de noviembre de 2010 Por: Carlos Lleras de la Fuente

Para proyectar una imagen aún peor de Colombia en el campo de la corrupción y las relaciones exteriores no nos falta sino darle pasaporte diplomático a los congresistas, tal como lo propone uno de esos ‘respetables’ padres de la patria.Álvaro Uribe dejó mal parado el país con un cuerpo diplomático pésimo en general; el embajador Arana está preso por homicidio, la esposa de algún embajador en Centroamérica vende collares de almacén en almacén, según me dicen, con el Brasil cometimos todas las estupideces que seguramente afectaron nuestras relaciones, y así ‘por un idem’, como decía mi niñera. Y ello no es solamente a nivel de embajadores sino en todos los niveles que fueron ocupados por finqueros ignorantes y por todo genero de gentuza sin educación ni buenas maneras, lo que comienza ya a cambiar positivamente.Por ello, es que la ridícula propuesta nos llena de terror, y nos parece inconstitucional en razón de la separación de poderes y de la potestad indiscutible del Presidente para manejar las relaciones exteriores, lo cual conlleva la libre designación de diplomáticos que, naturalmente, no deben ser congresistas. Y que no se diga que el pasaporte no trae consigo todos los privilegios que de acuerdo con los tratados internacionales tienen los diplomáticos, por que sí los trae.¿Qué pasará el día en que con violación de la Convención de Varsovia y de otros tratados internacionales abran las autoridades de algún país la maleta de algún congresista y encuentren coca u otro alucinógeno? ¿Cómo apareceremos ante el mundo retirando el pasaporte a decenas de congresistas condenados por parapolítica, o lo que es aún peor, teniendo en La Picota a varios, con pasaporte diplomático, pero con proceso en curso?¿Y qué cuando terminan el período y según las normas vigentes pueden conservar el pasaporte por varios meses? Es hora de que la cancillería se pronuncie y que las comisiones segundas de Senado y Cámara maten al engendro ¿Y qué opina el dueto de antaño, Uribe y Lozano? Cuando menciono algunos antioqueños aburridores que no tienen las virtudes ni nada que ver con mis antepasados y encuentro la palabra ‘mazamorreo’ hago una conexión entre los hombres y la actividad lo cual me llevó, en la revisión que estoy haciendo de las actas del Congreso Constituyente reunido en la Villa del Rosario de Cúcuta en 1821 y cuyo primer presidente fue el padre de mi tatarabuelo, el doctor José Félix de Restrepo, a encontrar una ley sobre ese viejo e ingrato oficio, que se ha vuelto a poner de moda auncuando las dragas pequeñas y grandes están desplazando a los pobres desocupados que buscan su redención económica.En efecto, el 25 de septiembre de 1821 el Congreso aprobó la ley sobre “abolición del derecho de mazamorreo” la que, “en aras de promover el trabajo de las minas que constituyen una parte considerable de la riqueza pública” declara que “quedan abolidos los derechos que se han exigido hasta ahora a los lavadores de oro, conocidos con el nombre de mazamorreros, quienes nada pagarán en lo sucesivo por este ramo de la industria”. Tome nota el Ministro de Minas.Es interesantísimo ver el número de leyes que se discutieron en este Congreso, compuesto él sí por gente eminente y por patriotas ilustres y sobre cuyas labores he de volver pronto.Pero para terminar por hoy es necesario regresar, auncuando sea monótona, al tema del pico y placa cuando pasados tres o cuatro años exitosos y habiéndose abaratado los automóviles y popularizado las excepciones, lo resultados actuales son: Todo el que puede compra un segundo o tercer carro; otras personas compraron enormes camionetas que no tienen restricción alguna con el resultado final de que las congestiones y trancones están en su apogeo y que este inesperado giro no previsto por Peñalosa tiene consecuencias irreversibles en un país democrático, en el cual no se puede restringir la compra de vehículos.¡Ojo! Cali, Medellín y otras ciudades.