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Más libros, guía navideña

Me he propuesto y lo haré, ayudar a fomentar la lectura sin...

27 de diciembre de 2015 Por: Carlos Lleras de la Fuente

Me he propuesto y lo haré, ayudar a fomentar la lectura sin escatimar críticas cuando una obra las merece, ni elogiar en iguales circunstancias.Hoy comienzo mi recuento con el Tríptico de la Infamia, de Pablo Montoya, feroz diatriba contra la Iglesia Católica en el curso de los siglos. Históricamente cierta, es otra obra difícil de parar de leer. La goce mucho pues, como historiador aficionado, estoy de acuerdo con todo lo que expone el autor.No había leído Tokyo Blues, o pensaba que no, de manera que tomé seriamente el libro y lo leí casi completo, sin parar. Faltaban unas 40 o 50 páginas cuando recordé todo y específicamente el final de la novela; afortunadamente leer no cuesta nada ni hace daño y pasé de una a otro libro de Murakami, Hombres sin mujeres, que tiene la ya famosa huella de este gran escritor y que merece ser leído.Otra novela que no hay que perderse es La Chica del Tren (Paula Hawkins), que ha sido un estruendoso éxito de librería y respecto de la cual dice un lector, con razón: “Había momentos en que no podía leer bastante deprisa” y The Guardian comenta que se trata de “Un impresionante deleite en el mundo del thriller” por parte de esta joven periodista.La retirada, de Michael Jones, es un gran volumen histórico que narra la invasión alemana a Rusia cuando ella se hizo sobre Moscú, sin perjuicio del sitio de Stalingrado que duró tanto tiempo y que fue tan sangriento.El de Moscú no lo fue menos pero en ninguno de los dos los casos los nazis tuvieron éxito; la crueldad, la temeridad de ambos bandos, la sed de sangre de todos es una buenísima descripción de lo que fue la Segunda Guerra Mundial, que ojalá sirviera para que los países, y especialmente las grandes potencias, hagan más en defensa de la paz y de los millares de civiles crucificados en extenuantes aventuras bíblicas.No es un libro para todos los públicos, pues alguno puede fatigarse con el minucioso relato que tiene de fondo la gran tragedia de Napoleón en similar batalla.Por el contrario, La santa alianza (de Kasinski) es apasionante para todo lector medianamente culto. Nos remonta a Austria, Prusia e Inglaterra después de la derrota de Napoleón en Waterloo y luego nos regresa al mundo de hoy dando rienda suelta a un ataque de frente y con nombre propio a las monarquías reinantes hoy en día, que siguen reinando desde el Siglo XIX aun cuando las poblaciones de todos esos países no se den cuenta.Para la muestra un botón: dice el autor que nadie se pregunta el porqué de la “visitadera” entre los representantes de las aparentemente ingenuas familias reinantes, ni tampoco de que se habla durante esos encuentros. Allí se juega con el desarrollo económico, las guerras, la política mundial en general, mientras los gobiernos no tienen rumbo claro y son títeres de las familias históricamente poderosas. ¿Ficción? Vaya usted a saberlo.Un pequeño paréntesis para introducir en mi lista de lecturas la biografía del General Rafael Reyes de la cual hablé y que es de especial interés para quienes vivimos la historia de Colombia. Como ya lo dije, su autor es Baldomero Sanín Cano, liberal de raca mandaca, lo cual le da verosimilitud a la narración.Casi al margen, menciono la hermosa y sincera autobiografía del padre Miguel Triana, sacerdote dedicado a hacer el bien y a defender su religión y su iglesia.Continúa este recuento con la obra de Contigo a la distancia -por ciento que es el nombre de un conocido bolero: “…amada mía estoy”-, de la escritora Carla Guellenbein.Es una profunda novela policíaca que de constante suspenso, que la chilena desarrolla con maestría, aun cuando resulta algo densa, lo cual no impide que recomendemos su lectura (ganó el premio Alfa Guara de novela en 2015).Conocí a Andrés Hoyos cuando fuimos colegas en el jurado del Premio Simón Bolívar y no era (ni es) particularmente simpático. No conocía yo su faceta académica y su manejo ortodoxo del español, que descubrí al leer la su Manual de escritura que leí con avidez; vino a complementar la obra ‘Saber escribir’, publicación del Instituto Cervantes.