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Imágenes del futuro

Así, como del futuro, califico las imágenes de Marte que han permitido...

12 de octubre de 2012 Por: Carlos Jiménez

Así, como del futuro, califico las imágenes de Marte que han permitido a los científicos de la Nasa concluir de manera terminante que en ese planeta hubo agua. La que corría con tal ímpetu por los arroyos, que arrastraba piedras y las pulía hasta convertirlas en cantos rodados. Y digo que son imágenes de futuro porque al paso que vamos con la generación de gases de efecto invernadero, así como en la tala salvaje de bosques y de selvas, nuestro planeta marcha inexorablemente por el camino de la desertización. De allí que no pueda descartarse en absoluto que lo que el astronauta ruso Gagarín vio desde la órbita de su satélite como una esfera azul y blanca, mañana aparezca como un planeta de rojos y ocres minerales, surcado por canales e interminables llanuras secas que un día estuvieron ocupadas por un abundante surtido de aguas. Como lo estuvo el Valle del Cauca hasta hace poco más de medio siglo, que fue cuando se aceleró de manera vertiginosa el proceso de pérdida de acuíferos, manantiales y de contaminación del río Cauca que hoy padecemos y del que no parece que nos demos realmente cuenta. Ciertamente hay muchas maneras de describir lo que somos, entre las que figuran las muy prestigiosas de criaturas de Dios y de animales racionales, pero creo que va siendo hora de que nos miremos a nosotros mismos como lo que realmente somos, o sea, como la más peligrosa de todas las especies depredadoras que habita o haya habitado el planeta. Quitémonos de la cabeza la idea de que no ha habido depredadores más terroríficos que el Tiranosaurio Rex, el tiburón, las pirañas o el tigre de Bengala. La ferocidad de todos ellos palidece ante la saña con la que una especie como la nuestra se encarniza tanto en el aniquilamiento de cuanto bicho viviente puebla la faz de la Tierra, como en la destrucción de nuestro propio hábitat. No nos equivoquemos: somos la única especie empeñada en destruir hasta el hábitat que le permite vivir y que encima tiene la desfachatez de enviar a Marte al robot que ha captado las imágenes que nos ocupan con el interés, no de buscar allí vestigios de vida, sino de “estudiar el potencial de habitabilidad de ese planeta”. La Nasa y los guionistas de Hollywood, ya dan por descontado que algún, día tendremos que marcharnos dejando detrás nuestro un planeta completamente devastado. Pero si esto llegara a ocurrir, no sé si habrá un Dios lo suficientemente misericordioso como para perdonarnos un crimen tan espantoso.

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