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Cali y la selva

Benjamín Barney despidió el año pasado con tres columnas publicadas en este...

3 de enero de 2014 Por: Carlos Jiménez

Benjamín Barney despidió el año pasado con tres columnas publicadas en este mismo diario, que expusieron el conjunto de sus propuestas de lo que Cali y el Valle tendrían que ser. Yo comparto todas o casi todas ellas, incluida la de trasladar a Buga la capital política del Departamento. Pero creo que a su ambiciosa visión del futuro al que podemos y debemos aspirar, le falta la componente económica, de la que sin embargo no puede prescindir ningún proyecto político de gran aliento en las sociedades contemporáneas. Y del que evidentemente no ha prescindido ninguna de las distintas etapas históricas de formación de Cali, del Valle y su sistema de ciudades. En su primera etapa nuestras ciudades y pueblos se formaron y crecieron al compás de un desarrollo agropecuario orientado y estimulado por la minería del oro, que tanto auge tuvo en el Gran Cauca durante la Colonia. A esa etapa, digamos apacible y hasta idílica, puso fin una cadena de acontecimientos históricos que transformaron radicalmente al Valle, convirtiéndolo en una de las regiones más dinámicas del país, desde el punto demográfico, económico, social e inclusive cultural. Me refiero a la apertura hace un siglo del Canal de Panamá, la construcción del Ferrocarril del Pacífico y la Carretera al mar, que convirtieron al puerto de Buenaventura en la puerta de salida del grueso de la producción del cafetera del país y de ingreso de la mayoría de sus importaciones. El Valle, y especialmente Cali, experimentaron una verdadera explosión demográfica, el comercio y la industria se multiplicaron y la ganadería extensiva y la agricultura tradicional fueron desplazadas por la industrialización del cultivo y el procesamiento de la caña de azúcar. Y otras modalidades de agro industria.Ese Valle está, sin embargo, en crisis. Y lo está desde el fin del siglo pasado, por mucho entusiasmo salsero con el que queramos ocultarlo. Y solo saldrá de la crisis y evitará un marasmo como el que paralizó al Cauca en el Siglo XX si nos preguntamos seriamente cuál va a ser el motor económico que tome el relevo del café, el azúcar y la canalización del comercio internacional. Como saben mis lectores habituales, yo tengo una propuesta al respecto, resumida en un lema: convertir la selva del Andén Pacífico, su estudio, documentación, conservación y aprovechamiento sostenible, en el motor que les permita a Cali y al Valle ingresar por fin en la sociedad del conocimiento y la información.

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