Cali y la selva
Benjamín Barney despidió el año pasado con tres columnas publicadas en este...
Benjamín Barney despidió el año pasado con tres columnas publicadas en este mismo diario, que expusieron el conjunto de sus propuestas de lo que Cali y el Valle tendrían que ser. Yo comparto todas o casi todas ellas, incluida la de trasladar a Buga la capital política del Departamento. Pero creo que a su ambiciosa visión del futuro al que podemos y debemos aspirar, le falta la componente económica, de la que sin embargo no puede prescindir ningún proyecto político de gran aliento en las sociedades contemporáneas. Y del que evidentemente no ha prescindido ninguna de las distintas etapas históricas de formación de Cali, del Valle y su sistema de ciudades. En su primera etapa nuestras ciudades y pueblos se formaron y crecieron al compás de un desarrollo agropecuario orientado y estimulado por la minería del oro, que tanto auge tuvo en el Gran Cauca durante la Colonia. A esa etapa, digamos apacible y hasta idílica, puso fin una cadena de acontecimientos históricos que transformaron radicalmente al Valle, convirtiéndolo en una de las regiones más dinámicas del país, desde el punto demográfico, económico, social e inclusive cultural. Me refiero a la apertura hace un siglo del Canal de Panamá, la construcción del Ferrocarril del Pacífico y la Carretera al mar, que convirtieron al puerto de Buenaventura en la puerta de salida del grueso de la producción del cafetera del país y de ingreso de la mayoría de sus importaciones. El Valle, y especialmente Cali, experimentaron una verdadera explosión demográfica, el comercio y la industria se multiplicaron y la ganadería extensiva y la agricultura tradicional fueron desplazadas por la industrialización del cultivo y el procesamiento de la caña de azúcar. Y otras modalidades de agro industria.Ese Valle está, sin embargo, en crisis. Y lo está desde el fin del siglo pasado, por mucho entusiasmo salsero con el que queramos ocultarlo. Y solo saldrá de la crisis y evitará un marasmo como el que paralizó al Cauca en el Siglo XX si nos preguntamos seriamente cuál va a ser el motor económico que tome el relevo del café, el azúcar y la canalización del comercio internacional. Como saben mis lectores habituales, yo tengo una propuesta al respecto, resumida en un lema: convertir la selva del Andén Pacífico, su estudio, documentación, conservación y aprovechamiento sostenible, en el motor que les permita a Cali y al Valle ingresar por fin en la sociedad del conocimiento y la información.