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Los maltratadores

Abrumada por las actitudes agresivas, conflictivas y prepotentes de su esposo, una...

12 de junio de 2016 Por: Carlos E. Climent

Abrumada por las actitudes agresivas, conflictivas y prepotentes de su esposo, una mujer me consultó porque estaba desesperada pues no sabía que hacer al respecto. Más allá de las recomendaciones para aliviar su angustia, su depresión y la manera de manejar una situación muy crítica, ella quería saber lo que le pasaba a este hombre que no perdía oportunidad para agredir.Aprovecho esta consulta para aclarar que los maltratadores no pertenecen a ninguna categoría diagnóstica específica. Disfrutan con el dolor ajeno y son más malos que Caín. Algunos lo hacen de manera evidente, otros lo hacen de manera disimulada. Estos últimos son los más difíciles de lidiar porque se cuidan de mantener una fachada social impecable. El maltrato ocurre en la intimidad del hogar y la víctima es toda la familia. No se salva nadie.Los hay sociópatas que por su naturaleza fría, manipuladora y calculadora son capaces de hacer daño sin sentir el menor remordimiento y sin la menor sensibilidad por el dolor de los demás. Algunos de ellos ni siquiera se dan cuenta que están generando daño. Pero la mayoría sabe que sus actos son lesivos y no les importa. En sus cálculos lo único que interesa es sacar ventaja.Los hay narcisistas que por su arrogancia, prepotencia, grandiosidad, egoísmo, frialdad e indiferencia respecto al dolor ajeno y por estar tan embebidos en su propia adoración, no pueden sentir el dolor ajeno. Fingen cuando ayudan a los demás, pero en realidad solo les interesa su propio beneficio. Tienen muchas necesidades de reconocimiento y admiración y buscan permanentemente ser el centro de atención. En muchas oportunidades su motor fundamental es la voracidad por el poder o el dinero. En el campo afectivo su interés es la conquista, no el afecto verdadero. Razón por la cual resultan pésimos cónyuges y por supuesto padres y parientes muy inadecuados que controlan a los demás a través de la culpa, son agresivos y descalificadores y no tienen mayores posibilidades de cambio.Fingen amar, si esperan recibir algo a cambio.Los hay ‘borderline’ o personalidades fronterizas que no necesariamente hacen daño voluntariamente pero su impulsividad, sus cambios emocionales súbitos y extremos los llevan a hacer la vida imposible a sus allegados. Provocan crisis que contribuyen a una vida familiar inestable, son extremistas y nunca tienen la culpa de nada.Con los paranoides, maltratadores por excelencia, no se puede discutir porque ellos siempre tienen la razón. Además de su gran terquedad se caracterizan por su ironía, sus celos, las actitudes pasivo-agresivas, la suspicacia manifestada en permanentes sospechas sobre las “verdaderas” intenciones de todos los que los rodean, su irracionalidad y su infinita capacidad para el conflicto.El caso que nos ocupa probablemente tiene muchas de las características descritas pero lo más seguro es que se trate de un trastorno mixto con predominancia de rasgos paranoides y narcisistas de la personalidad.

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