El pais
SUSCRÍBETE

COLUMNA DE OPINION

El eufemismo y los sociópatas

No hablar con claridad beneficia a los antisociales.

4 de diciembre de 2018 Por: Carlos E. Climent

Estos son personajes seductores, hábiles, convincentes, intimidantes, con un discurso impecable, plagado de inexactitudes, distorsiones de la realidad y mentiras flagrantes. Su perorata está dirigida a una audiencia que no habla claro y que está desinformada, con lo cual se la ganan como aliada a su causa.

Todo lo anterior siempre está adornado con actitudes manipuladoras en las cuales invariablemente se ponen de víctimas. En caso de que alguien se atreva a sugerir este diagnóstico, o a confrontarlos, ellos aducen que no hay pruebas objetivas de que ellos sufran de tal condición. Cuando se sabe que si bien no hay un test o un examen de laboratorio que lo confirme, simplemente al revisar su historia personal, se obtendrá información suficiente sobre sus reiterativos comportamientos contra las normas sociales.

Estas personas se benefician del silencio de la sociedad y de los eufemismos que se refieren a sus conductas con términos suaves e inofensivos con lo cual se está contribuyendo al caos en el que se encuentra sumido el país por cuenta de la corrupción generalizada.

La sociedad considera admirables muchas conductas cotidianas que deberían ser consideradas como inaceptables. Es así como se “suavizan” los términos y se considera al ladrón como “vivo” y al ventajista como “astuto”.“ Siempre encuentra alguien que lo protege y lo ayuda a encontrar una salida para sus abusos”. “Es tan hábil que siempre se sale con la suya”o“es un genio para enredar a todo el mundo” o“es admirable su inteligencia y sus justificaciones (disculpas)”, “nunca paga sus deudas… y no le pasa nada”.

En el sistema médico casi nunca se hace el diagnóstico de trastorno de la personalidad antisocial porque carece de un lugar en la medicina pre-pagada, porque no hay un tratamiento específico y porque la conducta médica a seguir con estos personajes sería la de la confrontación (algo que nadie ha querido hacer en el núcleo de los allegados). Razones por las cuales, si el médico sospecha ese diagnóstico, simplemente opta por elegir otros aspectos del cuadro clínico, como la ansiedad o la depresión.

Estos trastornos solo son diagnosticados por especialistas del comportamiento. El desconocimiento de esta patología crece a estos personajes que circulan por todos los caminos, y en especial por los pasillos de los juzgados sin que nadie los ponga en evidencia.

El caso más lamentable ocurre cuando se trata de identificar el maltrato infantil a manos de la madre quien con gran disimulo, en la privacidad del hogar y sin testigos adultos, puede maltratar a sus hijos pequeños sin que nadie lo sospeche, pues ante la sociedad y la justicia la protegen las condiciones de madre, mujer y víctima, con las cuales logra la solidaridad automática de personas poco informadas. Infortunadamente, cuando se quiere esgrimir el trastorno de personalidad antisocial como el factor responsable del maltrato, la justicia es incapaz de demostrar que esa característica es la principal responsable de las conductas destructivas.

Nota: Felicitaciones a Diego Martínez por su claridad y por su merecida distinción.

AHORA EN Carlos E Climent