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Los muertos de nadie

Ver en Cali a un motociclista tirado en la calle después de...

26 de septiembre de 2014 Por: Carlina Toledo Patterson

Ver en Cali a un motociclista tirado en la calle después de un accidente es muy común. Como cruzo dos veces al día la ciudad, veo entre tres y cuatro accidentes, unos más graves que otros, y casi siempre con moto de por medio. La semana pasada fue con muerto, y el dolor por ese ser humano y por su familia todavía me sobrecoge cada que paso por el sitio de la tragedia. ¿Será que los corresponsables de cada una de esas muertes alguna vez la han sentido como propia? Me atrevo a decir que no.Veamos. Todos deseamos que el Valle del Cauca sea una región próspera, que su gente progrese y que las empresas sean exitosas. Eso se cae de su peso. Lo que yo sí no concibo es que aquí tengan sede una serie de ensambladores, fabricantes, comercializadores y distribuidores de motocicletas que no vean la realidad de lo que están creando y que no asuman la responsabilidad que tienen por cada motociclista muerto en Cali. Las ansias por generar ingresos no pueden ser el factor que prima, además porque si las estadísticas sobre proyecciones de ventas de motos en Colombia son ciertas, platica no le va a faltar a nadie. ¿Qué pueden hacer? Evidentemente tener voluntad, y eso de pronto es lo más complejo porque lo segundo, que es pedagogía, es bastante más sencillo. Resulta que quien no sepa manejar moto, no debe poder acceder a ella. El solo hecho de tener el recurso para comprarla no es garantía suficiente para saber que allá en la calle hay un conductor responsable. ¿Por qué a quienes conducimos carro sí nos exigen todo tipo de cursos y requisitos, pero a quienes son los chasises de su vehículo, no? Ese es el primer absurdo. Hace unos meses, la Secretaría de Tránsito Municipal dio un pasito en el sentido correcto al demarcar ciertas vías y señalizarlas para sensibilizar a quienes conducen motos de la necesidad de ir por la derecha y contribuir al orden en el tránsito de la ciudad, y hasta allí llegaron. Claramente no todo se lo podemos exigir al sector público, entre otras, porque no es el único responsable. Y tiene recursos limitados. Entonces, ¿por qué la iniciativa de acompañar al Tránsito, o al mismo Ministerio, no viene de las compañías que fabrican y venden motos? La verdadera gestión social de estas empresas debiera ser generando beneficios en torno a lo que es su ‘core business’. Esto quiere decir, el que hace motos, sabe de motos, ¡de manera que enseñe sobre el uso de motos! SAB Miller hace cerveza, sabe de cerveza y tiene campañas de responsabilidad en el consumo de cerveza. Como dije, es cuestión de voluntad.Por otra parte, quienes no han facilitado que tengamos un sistema de transporte masivo de la más alta calidad y alcance también hacen parte de la lista de corresponsables, porque es por ellos que cada vez salen más personas a buscar motos como alternativas. El viacrucis del MÍO lo conocemos y lo padecemos. Debieran estar entrando en funcionamiento más buses, chatarrizándose otros cuantos y por ende reordenándose el sistema como tal. Tristemente el fracaso del servicio será un fracaso de la Administración. Sin embargo, la culpa real es del nefasto grupo que detiene el progreso de voluntades en torno al MÍO, ellos son muchos y ya pareciera que todopoderosos. Eso es insólito. Entretanto, mientras las fuerzas y las voluntades se alinean, que ojalá fuese pronto, los muertos siguen siendo de nadie. Bueno, son de quienes de verdad sienten su partida y no los tratan como meras cifras.