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La ruta del embobe

Decadencia, es la palabra que me viene a la mente cuando veo cómo se ha liberalizado el tema de consumo de sustancias sicoactivas en las calles de Cali, y en particular la marihuana.

14 de septiembre de 2017 Por: Carlina Toledo Patterson

Decadencia, es la palabra que me viene a la mente cuando veo cómo se ha liberalizado el tema de consumo de sustancias sicoactivas en las calles de Cali, y en particular la marihuana. La gente se ‘traba’ mientras va en bicicleta al trabajo, mientras camina por la calle, mientras espera fuera del estadio, parados en semáforos, o también charlando en algún pastizal que en las tardes sirve de cancha de fútbol para niños pequeños.

Debo decir que me choca tanto el exceso de liberalidad del ser humano como la mojigatería. Pero sí considero que esta situación en Cali se desmadró. No hay controles eficaces y lo que es peor, a las autoridades no les importa, porque el consumo se da muchas veces bajo sus propias narices.

Hace unos cuantos años hice mucha fuerza para que en el estado de La Florida, Estados Unidos, legalizaran el consumo de marihuana medicinal para adultos y que así mi mamá pudiera de alguna manera aliviar los intensos dolores causados por el cáncer. No se dio y fue mucho lo que sufrió antes de partir.

Por otro lado, como madres no paramos de advertir sobre los peligros del consumo de marihuana (además de otras sustancias), haciendo fuerza porque los hijos no caigan en la dependencia de nada y que escojan bien a las personas de quienes se rodean. Pero por más fuerza que estemos haciendo padres y colegios, el mensaje que le está llegando a los adolescentes y adultos jóvenes con los cambios en la legislación, la posición de los medios, el consumo liberalizado y sin control en la calle y muchas veces con nuestras mismas actitudes como adultos, es que la marihuana no es tan mala, que no hay riesgos en el hecho de fumar ‘bareta’.

No obstante, los adolescentes y adultos jóvenes tienen que comprender que por ponerse a ensayar, sea por la razón que fuere (presión de grupo, por tratar de dormir bien o por aislarse de un dolor del alma), están dando el primer paso hacia una multiplicidad de alteraciones neuronales irreversibles. El solo hecho de que en la actualidad haya aumentado hasta en un 8% el contenido de la sustancia que hace de la marihuana un sicoactivo, es un factor de preocupación. Eso quiere decir que la marihuana que se consumen hoy quienes lo hacen, es 8% más fuerte que la que usaban en los 80 y por lo tanto es más nociva y más adictiva.

El factor embobador de la marihuana no es un invento. Según estudios, entre los efectos de corto y de largo plazo se encuentran la disminución en la memoria de corto plazo, la concentración y las habilidades para solucionar problemas; alteraciones en la coordinación y el control motriz y la capacidad de reacción y el buen juicio. Es decir, causa problemas de aprendizaje y si está manejando bajo los efectos, puede causar accidentes y tragedias.

Pero eso no es todo porque la marihuana también está asociada a enfermedades mentales como la sicosis y la depresión y si el consumo se inicia a la edad adolescente, puede afectar el desarrollo cerebral.
En últimas, y viendo día a día la decadencia en Cali en este aspecto en particular, es claro que estamos frente a un problema social de unas dimensiones muy serias. Ahora es microtráfico, consumo desbordado en adolescentes y adultos jóvenes y los problemas intrafamiliares concomitantes. En el mediano y largo plazo, si las autoridades no se ponen las pilas, estaremos afrontando otro tipo de problemas bastante más de fondo por el factor embobador de la marihuana.

Sigue en Twitter @CarlinaToledoP