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La magia de un tarro

A principios de esta semana Bill Gates llegó a una charla en Beijing con un tarro en la mano. Lo puso sobre el atril y lo presentó como su invitado especial. El tarro contenía cerca de 200 gramos de excremento humano.

8 de noviembre de 2018 Por: Carlina Toledo Patterson

A principios de esta semana Bill Gates llegó a una charla en Beijing con un tarro en la mano. Lo puso sobre el atril y lo presentó como su invitado especial. El tarro contenía cerca de 200 gramos de excremento humano.

Con esta salida bastante inusual -e inolvidable- a la hora de comenzar una presentación, el fundador de Microsoft transmitió muy claramente el mensaje clave de su iniciativa global. Gates se ha propuesto eliminar los desechos humanos (líquidos y sólidos) que están matando al año a cerca 500 mil niños menores de 5 años.

La Expo a la cual atendió Gates en Beijing se llamó Reinventar el inodoro. Era una exhibición de cientos de propuestas llegadas de todos los rincones del mundo. Cientos de inodoros que eliminan la necesidad de acueducto y alcantarillado, además de convertir la orina y las heces en algo productivo para el proceso.

Este interés de Gates por la eliminación de desechos humanos es solo uno de sus tantos intereses filantrópicos. Pero todos los temas en los cuales él ha puesto el ojo (y el dinero) tienen el potencial de salvar millones de vidas. Él mismo lo dice en el ‘Gates notes’ que publicó en su perfil de Linkedin y la cuenta de Twitter @billgates: “Acabo de atravesar medio mundo para venir a ver un inodoro, lo cual no los debe sorprender porque hay pocas cosas de las que me gusta hablar más que de saneamiento. No es una exageración afirmar que un saneamiento malo, detiene naciones y comunidades completas”.

La iniciativa de ‘Reinventar el inodoro’ fue lanzada por la Fundación Bill and Melinda Gates en 2011. La motivación fue la contaminación por desechos mal dispuestos y que estaban causando millones de infecciones, malnutrición y muerte alrededor del mundo. En la Expo de Beijing se vieron propuestas que no requieren agua ni electricidad; propuestas que funcionan a base de energía solar; propuestas que remueven los patógenos de los desechos y otros que convierten los líquidos en agua reutilizable en el proceso de funcionamiento del inodoro y los sólidos en cenizas para fertilizar o en combustible para accionar el sistema.

Según afirma Gates, “un grupo impresionante de ingenieros, científicos, compañías y universidades alrededor del mundo han trabajado duro por lograr un mercado de saneamiento seguro y que no dependa de sistemas de energía, acueducto y alcantarillado”. Gates lo ve como magia, y dice “ya están listos para despegar. Mi esperanza es que lo visto esta semana los mueva un paso hacia adelante y que las propuestas empiecen a ser usadas por la gente de verdad”.

Claramente los sistemas expuestos son complejos y costosos. A lo que seguramente apuesta Gates es a que en el panorama total de ahorros en infraestructura, atención hospitalaria y vacunación, además del costo a largo plazo que tiene para un país una población malnutrida y diezmada por las enfermedades, los Estados y la empresa privada vean la oportunidad de la nueva tecnología en inodoros.

Debo ser muy honesta en lo que hay detrás de esta historia. Sigo a Gates desde hace algunos años en todas sus redes sociales y me produce una profunda admiración que un ser humano se haya enfocado en generar bienestar y que lo haga desde una perspectiva innovadora.

Él busca los océanos azules que hay en el campo de la sostenibilidad y cómo ellos pueden convertirse en negocios como tal. Es decir que es un hombre que no sólo busca contribuir a arreglar el mundo, sino que el generar bienestar también pueda ser rentable. En eso también hay magia.

Sigue en Twitter @CarlinaToledoP