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El Papel de Venezuela

Tengo la absoluta certeza que, de aquellas personas que tienen el ejemplar...

11 de abril de 2014 Por: Carlina Toledo Patterson

Tengo la absoluta certeza que, de aquellas personas que tienen el ejemplar de este periódico en sus manos, pocos dimensionan el nivel de detalle que hay detrás de cada una de las notas, artículos o análisis que leen. Ese detalle va desde el recurso humano que lo escribe palabra a palabra, hasta el papel sobre el cual está impreso.El periodista es pura pasión y eso es una constante en todo medio de comunicación en el mundo. Es una pasión que francamente a veces desborda los límites de lo racional y para el ser humano ‘normal’ es bien difícil de comprender. Radica en un ADN particular y puede uno fácilmente afirmar que más que una profesión o una carrera, es un estilo de vida: los ojos abiertos, los oídos despiertos, cada poro del cuerpo atento a las noticias y acontecimientos alrededor y una habilidad innata de vivir, investigar y sentir las historias humanas y lograr transmitirlas desde la perspectiva de historias con dos caras de la moneda. Verán entonces por qué censurar es anular, es cercenar no sólo al ser humano que crea la pieza escrita, sino también al canal de comunicación entre la realidad y la sociedad.Si a lo anterior se suma el no tener la materia prima para imprimir el producto, el panorama es más que negro. Y aquí es donde entra otro de los grandes protagonistas de la cadena: el papel. Mucho se ha hablado del vínculo afectivo que nos une con este producto y a mi manera de ver y sentir, tiene todo de cierto. La sensación al tacto, el olor, la misma tinta que suelta y cuyas huellas terminan dejando un rastro de lector. A esto se suma también el factor de credibilidad que está comprobado que tiene el impreso, porque según estudios, aún las poblaciones más jóvenes -por más conectados que estén al mundo virtual- confían en lo escrito, anunciado y publicitado sobre papel, mucho más que en lo electrónico.Nuestro vecino Nicolás Maduro sí tiene muy claro el valor del medio impreso y de aquellos quienes crean a diario los mensajes. En consecuencia, censura es la palabra que rige el medio y pareciera que él lo lleva a cabo con cierto grado de placer. Desde la censura física en carne propia como el caso de Nairobi Pinto, periodista del Globovisión que ha sido secuestrada y de quien no se sabe nada, hasta la censura disimulada y soterrada al dificultar la adquisición de divisas (Cadivis) para la compra del papel periódico. Maduro es plenamente consciente del daño que está haciendo a una sociedad al desconectarla de la realidad y eso lo termina capitalizando para la sostenibilidad de su proyecto político.Andiarios también conoce del valor del ‘paquete’ periodístico y afortunadamente todo el gremio en Colombia ha tomado acciones al respecto frente a las trabas repetidas que pone Maduro al ejercicio periodístico y a la creación del producto como tal. Han promovido la publicación diaria de información sobre el ejercicio de la profesión, además del envío de 52 toneladas de papel periódico a tres diarios en Venezuela que están sufriendo graves problemas por no tener su materia prima y viven el dolor de un posible cierre en el futuro próximo. Esta iniciativa que se llama Todos Somos Venezuela, busca también generar solidaridad a nivel global y que la decisión tomada en Colombia para beneficiar a unos diarios y sus lectores en el país vecino, se replique en todo el continente. Difícil que haya un efecto más allá del mensaje simbólico de ¡No Más Arbitrariedades!, pero por lo menos es un golpe al ego de un gobernante desequilibrado.