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Seguridad y diseño

En la Política Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana de la Alta...

13 de octubre de 2011 Por: Benjamin Barney Caldas

En la Política Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana de la Alta Consejería Presidencial para la Convivencia y la Seguridad Ciudadana, a cargo de Francisco José Lloreda Mera, se menciona, en primer lugar, entre los desafíos estructurales, el proceso de urbanización del país. En 20 ciudades, grandes e intermedias, de Bogotá a Neiva, que tienen menos de la mitad de la población del país, aun se reportan, aunque mermaron en la última década, más de la mitad de los delitos. Pero solo se habla de las diferencias regionales e incluso barriales, y del estado e iluminación de las calles, pero desafortunadamente no se informa nada de las características físicas de los sitios más inseguros, y mucho menos se considera su diseño urbano-arquitectónico pese a que acertadamente se proponen proyectos piloto al respecto.Habría que profundizar en el tipo de diseño usual en la llamada vivienda de interés social, que se construye lejos de los centros tradicionales de las ciudades como de los sitios de trabajo, para buscar terrenos mas baratos o favorecer a ciertos propietarios, y no en los sectores más adecuados. La que para rematar se hace sin servicios simultáneos de transporte, comercio, educación, salud y recreación. Su diseño urbano y arquitectónico es a todas luces inconveniente para la seguridad por sus bajas densidades, calles oscuras y demasiado estrechas y largas, y antejardines que rápidamente se ocupan creando ‘muelas’, todo lo cual dificulta su control por la policía como por los mismos vecinos. Y en las invasiones, parte de ellas inducidas por los terratenientes que rodean las ciudades para después vender sus propiedades al Estado, la situación es peor aun.El diseño de estos asentamientos promovidos por el Estado habría que contrastarlo, en términos de seguridad, con los muy buenos desarrollos que realizaron el Banco Central Hipotecario y el Instituto de Crédito Territorial en las principales capitales del país, más densos y cuyos espacios urbanos son mas animados y fáciles de controlar. Incomprensiblemente estos organismos desaparecieron hace varias décadas, cuando se resolvió usar la construcción de viviendas baratas como un factor de creación de empleo y desarrollo económico, y se dejó en manos privadas. El resultado es que la mala economía acabó con la buena arquitectura, y de contera impidió usar la construcción de viviendas para mejorar las ciudades, y por lo contrario las ‘tugurizaron’ y volvieron más inseguras.Tenemos que retomar el urbanismo colonial de manzanas cerradas, calles cortas y con paramentos corridos, tiendas de esquina y pequeños parques, adaptándolo para una adecuada circulación y estacionamiento de carros. Y hacer conjuntos completos, conformando verdaderos barrios, con densidades y animación suficientes para que contribuyan a la seguridad al garantizar un mínimo de vigilancia vecinal en sus calles. Y hacerlos juntos para integrar a su vez sectores urbanos con su correspondiente equipamiento. Es decir, diseñar ciudades funcionales, confortables, estimulantes y seguras, y no apenas viviendas económicas, las que hay que hacer en sitios lo más centrales posibles, lo que a la larga será más económico, entre otras cosas porque ayudarán a que las ciudades sean más seguras.

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