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Equilibrio

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos.

3 de junio de 2020 Por: Benjamin Barney Caldas

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes.

Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica.

No se ha entendido que a los adultos mayores, sanos y activos, que son muchos en el país y que buena parte de ellos no pueden realizar sus trabajos en sus casas y deben hacerlo afuera para vivir, o ignorando las consecuencias psicológicas ya advertidas. Hay que tratarlos como a los demás adultos y aceptar que saben cómo cuidarse y que ellos mismos deben ser responsables de hacerlo, por lo que es equivocado tenerlos encerrados, constituyendo en últimas un abuso de autoridad.

Cuándo se permitirá que los restaurantes atiendan de nuevo a sus clientes habituales, tan necesitados de ellos unos y otros, y no tengan que limitarse a despachar pedidos con similares posibilidades de contagio. Como ya se ha propuesto y se está haciendo en otras partes (lo muestran los medios a cada rato) lo podrían hacer en sus terrazas y patios si los tienen o en los andenes si estos son suficientemente anchos para permitir la distancia requerida entre las mesas y con los peatones.

Por qué no se autoriza que todos los habitantes de las ciudades puedan disfrutar de parques, playas y paseos al aire libre, en donde les sea fácil mantenerse separados de los otros usuarios pero viéndolos en persona, como ya se está haciendo en otras partes (a cada rato lo muestran los medios). Una vida mayoritariamente virtual no es calidad de vida, y por eso lo que se precisa es distanciamiento físico en los espacios públicos con muchas personas y no aislamiento social sino lo contrario.

Cuándo se entenderá que en los carros particulares, igual que en los taxis desde el inicio del aislamiento obligatorio, pueden ir más de dos personas considerando que van más protegidas que si fueran caminando y que por lo demás han estado juntas compartiendo la vivienda y que lo estarán de nuevo al regresar a ella; pero por supuesto deberán, como todos, mantenerse separadas y con la mascarilla bien puesta en los sitios públicos a donde vayan para no dar mal ejemplo a los demás.

Qué se espera para eliminar el pico y placa ya que hay muchos menos vehículos circulando por las vías y ahora no se necesita pero sí estorba a los que les coincide con el pico y cédula. Y cuando los carros invadan de nuevo las calles quedará aún más claro que es preciso más y mejor transporte público, ciclovías de verdad y andenes mucho más anchos y llanos, y fortalecer las centralidades peatonales alrededor de las cuales se configuren ciudades dentro de la ciudad más fáciles de controlar.

Sigue en Twitter @BarneyCaldas

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