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El enroque

Petro hace que contra Uribe se vote por Duque, y Uribe que sea por Petro y no por Fajardo, de la Calle o Vargas, aclara Óscar López (05/05/2018).

9 de mayo de 2018 Por: Benjamin Barney Caldas

Petro hace que contra Uribe se vote por Duque, y Uribe que sea por Petro y no por Fajardo, de la Calle o Vargas, aclara Óscar López (05/05/2018). Ojalá sí lo hicieran para que en la segunda vuelta se pueda votar por y no contra. Son los extremos de la historia, determinada por la geografía como ha señalado Fernand Braudel, de un país sin climas extremos y de vegetación y paisajes variados y bellos, pero que está destruyendo la sobrepoblación, que lleva al cambio climático, y que sus tres cordilleras aún dividen. País fragmentado y sociedad dividida a pesar de si mismo, explican Marco Palacios, Frank Safford, y David Bushnell, en el que el paso ‘de la mula al avión’ fue otro enroque.

Pero quién votaría por un candidato que en primer lugar se preocupe por la sobrepoblación del planeta y su cambio climático, aunque pensadores reconocidos como Noam Chomsky han señalado repetidamente que, junto con la amenaza de un conflicto atómico y la económica, son un inminente peligro para todos (Stefano Versace, Chomsky, p.121). Y seguro considerarían loco a quien se preocupe por la belleza de sus paisajes y menos si es por la de las ciudades. ¿Alguno ha dicho algo sobre estas en tanto artefactos y por lo tanto objetos intrínsecamente estéticos, lo que lleva a la percepción o apreciación de la belleza? O mencionado lo del oprobio del rascacielos en Cartagena.

Así las cosas tocaría votar en blanco si no fuera por el presente de Venezuela, que nadie sensato querría para el futuro de Colombia. Porque el hecho plenamente demostrado es que a la solución a la amenaza de la economía, como la llama Chomsky, ya se le dio jaque mate en la URSS, China, Cuba y ahora en Venezuela, y que la apertura a seguir sería la de los países nórdicos, o Suiza, Austria, Canadá o Japón, por ejemplo, en los que la mejor educación de todos ciudadanos ha permitido controlar los excesos del capitalismo y la corrupción y, pese a sus climas, esos sí extremos, disfrutar de una mejor calidad de vida y seguridad, paz de verdad, la que tanto se discute en vano aquí mientras acosa el tiempo.

Como reclama César Rodríguez Garavito hay que “frenar el avance de la deforestación antes de que sea demasiado tarde para la Amazonia y para el Planeta” para lo que se precisa un presidente consciente del cambio climático, pero infortunadamente, señala Francisco Gutiérrez Sanín, “no se ve muy claramente la posibilidad de que lleguen a un acuerdo siquiera dos de los tres candidatos [Fajardo, De la Calle y Duque], por lo que Patricia Lara Salive pide que “uno [de] los dos [Fajardo o De la Calle] se retire de la campaña presidencial para apoyar al otro” (El Espectador (16/03/2018)). Pero aunque ya Pitágoras dijo “escucha y serás sabio” muchos de los que votarán poco oyen ni leen.

Principiando por los más jóvenes, a los que irresponsablemente, con ellos y con el país, se les arrebató la historia en escuelas y colegios y ‘piensan’ más con el corazón que con la razón como tanto se ha repetido.
O que son ‘idiotas’ que era como los griegos llamaban a los que dejaban que otros manejaran lo público, y no votan como demanda la democracia para controlar a los que se eligen. Todos los que van a votar tendrían que leer antes ‘Historia mínima de Colombia’, 2017, de Jorge Orlando Melo, “el libro que nos hacía falta” como señala Héctor Abad Faciolince (El Espectador 01/04/2018), o al menos ver la entrevista a su autor por Yamid Amat (www.eltiempo.com › cultura › musica y libros).


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