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Los problemas no cambian dependiendo de cómo se los presenten a uno....

18 de noviembre de 2010 Por: Benjamin Barney Caldas

Los problemas no cambian dependiendo de cómo se los presenten a uno. Por ejemplo, en los restaurantes el plato tiene un precio pero después le agregan el IVA y la propina (dizque voluntaria), por lo que se termina pagando más de lo que se pensaba al escoger, aproximadamente un 25%, lo que no es poca cosa, pero es que no es agradable tener que hacer cálculos previos cuando se trata de adquirir placer. Y hablando de restaurantes, tres parejas piden la cuenta y les cobran $300.000 y cada una pone $100.000; en la caja le dicen al mesero que apenas son $250.000 y le devuelven $50.000; él se queda con $20.000 de propina y restituye $10.000 por pareja; así, cada una pagó $90.000, lo que multiplicado por tres da $270.000, que mas los $20.000 de la propina suman $290.000 ¿Quién se quedó con los $10.000 que faltan? La respuesta está en que con frecuencia conviene plantearse los problemas de otra manera diferente a como nos los muestran pues no pocas veces no suele ser la mejor. Así lo hizo Carl Friedrich Gauss (1777-1855), el mayor matemático de todos los tiempos (S. Hawking: Dios creó los números, 2005) cuando a los siete años resolvió rápidamente la suma de los enteros, del 1 al 100, que les había pedido el profesor. Mientras sus compañeros los sumaban lentamente uno a uno, que aburrimiento, él, por inconforme, curioso, intuitivo, o genial, no sumo el uno con el dos si no con el 100 y el dos con el 99 y tal vez el tres con el 98, dándose cuenta de que cada par suma 101. Cabe presumir que de inmediato encontró que 50 mas 51 y 49 mas 52 suman lo mismo, deduciendo una constante y que los 50 pares por 101 da 5.050.Muchos han aconsejado mirar los problemas desde diferentes ángulos pero la mayoría no lo hace. Y a los que encuentran rápidamente sus soluciones les toca esperar a que los demás poco a poco lleguen a lo mismo corriendo el riesgo de que ya sea demasiado tarde. No ven que el futuro depende de entender la realidad presente, cuya imagen suele ser deformada intencionalmente. Por ejemplo, los amigos de marras pusieron $90.000 cada uno ($83.333,33 por su parte de la comida y $6.666,66 por su parte de la propina) a lo que deben sumar los $10.000 que les devolvieron, quedando con sus $100.000 iniciales. Sumar tramposamente a los $270.000 los $20.000 de la propina, ya incluidos, y no los $30.000 de las devueltas, es lo que genera un sospechoso en esta versión actual de esta vieja paradoja. Algo similar pasa con la penalización de las drogas pues a los drogadictos hay que sumar unos delincuentes a los que hay que combatir en una guerra que, como en todas, son los que se ven derrotados, los que deberían buscar la paz y no lo contrario como muchos quieren aquí. O que más gente consumiendo cada vez más es lo que amenaza nuestra forma de habitar, pero que la religión y el capitalismo nos presentan ‘realidades’ que no nos dejan ver que habría que detener ya el crecimiento de la población y racionalizar su consumo. O que es más económico para todos concentrar las ciudades y no extenderlas para beneficio de unos pocos contratistas y terratenientes, y que necesitamos más andenes que vías, y verdaderos sistemas integrados de transporte público. Que el problema no son los separadores sino la falta de retornos.

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