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Volaron las palomas

Más por curiosidad que para revivir mis tiempos de reportera, fui el 26 de julio a la Plazoleta de San Francisco, a la convocatoria del movimiento Defendamos la Paz para rechazar los asesinatos de líderes sociales y...

1 de agosto de 2019 Por: Beatriz López

Más por curiosidad que para revivir mis tiempos de reportera, fui el 26 de julio a la Plazoleta de San Francisco, a la convocatoria del movimiento Defendamos la Paz para rechazar los asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos.

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Pasadas las cuatro de la tarde, una multitud abigarrada lanzaba consignas frente al edificio de la Gobernación y la iglesia de San Francisco. Mientras en la tarima nivelaban los parlantes, las palomas que viven y conviven allí, volaron hacia el cielo azul caleño, como un presagio de paz y reconciliación.

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Frente al atrio de la iglesia, las comunidades negras e indígenas exhibían las fotos de los líderes sociales asesinados y desde lo alto del edificio de la Gobernación pendía una enorme pancarta con los nombres de los 765 defensores de derechos humanos y excombatientes de las Farc, muertos desde el 2016 hasta el 2019.

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Poco a poco, el sitio se lleno de esa multipluralidad caleña, donde por unas pocas horas compartieron pacíficamente los reductos de la UP con sus banderas amarilla y verde, los negros del Pacífico con sus tambores y cununos, los indígenas con sus bastones de mando, reinsertados de las Farc, líderes de organismos defensores de derechos humanos, artistas, deportistas, educadores, representantes a la Cámara por la U y miembros del estrato alto de Cali, que hoy se denominan progresistas.

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No había anfitriones, ni Alcalde, ni Gobernadora, ni siquiera los curas de San Francisco, ni el Arzobispo Monsalve, ni el padre San Francisco de Roux. Estábamos solos con las palomas, que aupadas por el reaguetón, el rap y la bachata, alzaban el vuelo, en esa tarde en que Cali abrazó la paz, en defensa de la vida.

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Consignas, pancartas, folletos, circularon por la plazoleta. No hubo discursos, solo la proclama leída en pueblos y ciudades del país y del mundo, en defensa del Acuerdo de paz, la recuperación de la tierra, la sustitución de cultivos y la protección de los líderes sociales.

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Se encendieron las velas, tuvo lugar el abrazo colectivo y, en minutos quedó la plaza vacía. Al llegar la noche vimos en las redes sociales el video donde el presidente Duque era abucheado en Cartagena, cuando hacía parte de la marcha contra el asesinato de líderes sociales. Así son hoy las paradojas de este país.

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PD: Definitivamente el deporte es lo único que nos une como nación. Toda confrontación desaparece cuando un joven como Egan Bernal sube al podio de los grandes en el Tour de France.

Se despierta el sentido de pertenencia, el orgullo por la tierra que producen seres humanos como este niño humilde, cuya fortaleza no solo está en las piernas sino en su alma llena de coraje. El país se conmovió cuando la bandera ondeó en el viejo París y las notas del Himno Nacional coronaban al nuevo héroe colombiano.