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Paz esquiva

¿Cuántas veces, a lo largo de su mandato, habrá pronunciado Santos la...

18 de marzo de 2016 Por: Beatriz López

¿Cuántas veces, a lo largo de su mandato, habrá pronunciado Santos la palabra paz? Creo que a fuerza de repetirla, la desgastó. ¿Cuántas veces Uribe y sus adláteres le han disparado su virulenta artillería al proceso, hasta convertirlo en simple pugna entre santistas y uribistas? ¿Cuántas veces las Farc se han salido del libreto de La Habana para imponer sus reglas y, rematar con la trastada de la ‘visita’ a Conejo, que dejó en cuidados intensivos la paz de Santos?***El desgaste ha llegado a tal punto, que los que anhelábamos la paz y estábamos dispuestos a tragar algunos sapos para culminar en algo similar al pacto con el M-19, hoy no creemos ni en Santos, ni en Uribe, ni en las Farc. Esa paz que soñábamos está contaminada y ha perdido credibilidad no solo por las inconsistencias de Santos sino por la estrategia de tierra arrasada de Uribe y el miedo al paramilitarismo de las Farc.***La obsesión de Santos por culminar con éxito el proceso lo alejó del poder, mientras sus ministros tratan de menguar con tímidos baldados, la tormenta que sacude el barco de la nación. Ni siquiera el prestidigitador Cárdenas, que enreda con hipótesis fantasiosas de alta economía, ha logrado amainar el tsunami del déficit fiscal, la tumbada de Reficar y el error de la venta de Isagen, mientras el país se queda a oscuras por el apagón.***No voy a insistir en el caos de la Salud, la Justicia, la depauperación del campesinado, la inseguridad en las ciudades, la corrupción y el desempleo. Recemos para que el Presidente no siga quemando fusibles, perdón ministros, para acallar sus errores y los que le estallaron en las manos, provenientes de gobiernos anteriores.***Y es que la paz con las Farc, si se firma, no convertirá a Colombia en el castrochavismo como pasó en Cuba y Venezuela, según el profeta Fernando Londoño. Esa guerrilla es una de las mil cabezas de la medusa de nuestra violencia, donde confluyen narcotráfico, paramilitarismo, agentes del Estado, corruptos de cuello blanco y una elite que no está dispuesta a perder sus privilegios en pro de una sociedad equilibrada e incluyente.***Si Enrique Santos logra arreglar las cargas en La Habana, el postconflicto nos llegará antes de que el Estado resuelva la restitución de tierras, la captura o entrega de jefes de las bacrim, el control a la reaparición del paramilitarismo, el auge del microtráfico y el aumento en el país de las vacunas en los barrios de periferia.***Entretanto: Es tan extensa la carta que envió el Director del Icbf, en respuesta a mi columna de marzo 3, que necesitaría una página para reproducirla. En síntesis, afirma que la cancelación de la Guardería del barrio Marroquín, que dirige la hermana Albaestella Barreto, se debe a la conformación en el 2015 del Banco Nacional de Oferentes, “a fin de habilitar entidades que demostraran el cumplimiento de requisitos técnicos, jurídicos, administrativos y financieros”. Es decir, que una labor de 25 años quedó descalificada de un plumazo, por razones burocráticas. También afirma Jhon A. Murillo que él no es el encargado de evitar las fugas en el Centro de formación juvenil Valle del Lili. “Sin ser nuestra responsabilidad, existe hoy un comité de seguridad y hemos realizado gestiones para la inversión de más de $l5.000.000.000 en los últimos años para la seguridad de los centros, logrando pasar de contar con 515 evasiones en el 2008 a solo 24 en 2014 y 17 en 2015”.Sería interesante que la Directora del Icbf escuchara alas directoras del Instituto Óscar Scarpetta, a las madres comunitarias que manejan centros de atención a infantes y a quienes dirigen la obra social de Leonor Uribe de Villegas, en Cauquita, cuya antorcha quedó en manos de Lilí Mosquera de Jensen, cuyo funcionamiento también fue descalificado por el Icbf.