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La sombra de Abadía

La presencia de Abadía todavía se siente en el Palacio San Francisco,...

6 de mayo de 2011 Por: Beatriz López

La presencia de Abadía todavía se siente en el Palacio San Francisco, como un huracán que llegó a la vetusta edificación, arrasando no sólo con organismos que fueran orgullo de la región, como Acuavalle, la CVC, el Hospital Universitario, el Psiquiátrico, la Plaza de Toros, la Licorera del Valle, sino que el sauna en que se ha convertido la Sección de Pasaportes y las deterioradas escaleras que llevan al despacho del hoy gobernador Francisco Lourido, reflejan la postración en que este niño precoz dejó sumida la Gobernación del Valle. ***Hasta el piso 16 del Palacio de San Francisco llegué, como en mis viejos tiempos de reportera, para preguntarle al doctor Lourido sus estrategias para tapar los huecos negros que dejó Abadía. ¿Cómo realizar obras, si la olla quedó raspada? A los problemas de orden público en el norte del Valle hay que añadir los estragos del invierno y el manejo con pinzas de temas como las vigencias futuras, el reajuste pensional, Parquesoft y las deudas que dejó su antecesor para ‘vender’ su imagen. ***¿Cuánto nos costará echar para atrás los contratos por $650.000 millones de las vigencias futuras?, le pregunté a boca de jarro al doctor Lourido. “$30 mil millones, pero seguimos negociando”, dijo. ***Una de las empresas bandera que dirigió con eficiencia Héctor Jaramillo por 25 años, Acuavalle, no es sombra de lo que fue. “¿Desaparecerá?, ¿a cuánto asciende su déficit?”, pregunté. “Hicimos la asamblea y estamos esperando el acta para ver si constituimos la nueva Junta Directiva”, respondió. ***Afirmó que la CVC está en el limbo. “no sabemos qué va a pasar con el fallo de la Corte Constitucional. Si se cae, habrá que reintegrar la Junta Directiva anterior”. Sobre el HUV, le pregunté si las nóminas paralelas y los altos costos de insumos, no eran motivos para salir de la directora. Aclaró que no se habían podido detectar las nóminas paralelas, pero que “ella quiere trabajar con nosotros, y es mejor concertar que pelear”.***Sobre el Psiquiátrico señaló que tiene un déficit de $3.000 millones, pero al final del año se habrá nivelado y podrá volverse a certificar. ¿Pensarán lo mismo médicos y antiguos empleados con el gerente actual (cuota de Angelino), que no respeta jerarquías y reemplaza sin criterio a quienes lograron el nivel de calidad en las dos vigencias anteriores? Y, ¿qué pasa en la Plaza de Toros?, dijo que “es una pelea de ricos y terminaron por acabar con un espectáculo lindo”. La idea es disolver la Fundación, que está dando pérdidas. “Afortunadamente el presidente Alfredo Domínguez es una persona ponderada, con quien se puede negociar”.***Pero el peor chicharrón que dejó Abadía fue el reajuste pensional. Cuando Lourido asumió el cargo encontró 860 sentencias que se reliquidaron y se pagaron $3.600 millones. “Decían que el reajuste era de $90 mil millones y lo bajamos a $38.000. A otras sentencias se les hizo el mismo tratamiento y dejamos todo en $13 mil millones. En dos meses habrá quedado liquidado el problema”.***Sostienen sus colaboradores, que Lourido trabaja 24 horas al día y no descansa ni domingos. Juan Carlos Uribe dice que a su jefe le tocó bailar con la más fea. “Y, ¿cuánto invierte en publicidad?”, le pregunté a manera de despedida: “Nooo. Nada. He dado orden de que el despilfarro de Abadía, no puede repetirse. Los periodistas son muy queridos conmigo, porque no les he dado un centímetro de publicidad”. Salí del Palacio de San Francisco, convencida de que la sombra de Abadía (¿y la de Martínez?) sigue ahí, detrás de muchos escritorios de la Gobernación.