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La justicia en la mira

Tuve la paciencia de resistir las cuatro horas y media de la...

25 de julio de 2014 Por: Beatriz López

Tuve la paciencia de resistir las cuatro horas y media de la lectura de los 401 folios de la sentencia contra el exministro Andrés Felipe Arias, en boca de la magistrada María del Rosario González, presidenta de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Esa mujer serena e impasible reinvindica con creces una Justicia que ha perdido la credibilidad y la majestad, por estar politizada, por el “yo te elijo, tú me eliges” y por la laxitud para juzgar los grandes hoyos negros de la corrupción colombiana. ***No voy a referirme a la proporción o desproporción de la sentencia. Ni a la presencia de Arias en Estados Unidos, como posible asilado político. Tampoco a caer en la frase simplista de que miembros de la guerrilla, las bacrim o paramilitares, autores de masacres y secuestros, tienen menos penas que el ex ministro, “que no se robó un peso” y hoy está condenado a 17 años y 5 meses de cárcel y una multa de $30.800 millones. ***Lo que hay que destacar es la impecable y sólida sentencia de la magistrada, cuando aduce, entre otras razones, que una persona como Arias, por su formación académica en prestigiosas universidades de Estados Unidos y Europa, “no solo estaba en la obligación de dar ejemplo a la sociedad y por eso su pena debe ser también un referente”, sino que, “por su experiencia en el sector oficial, sabía la trascendencia de la contratación estatal y la obligación de respetar los principios de la función pública”. ***La llamada ‘dama de Hierro’ (nació en Palmira, fue juez promiscuo en Coconuco e Inzá y recibió el doctorado en Justicia Penal y Criminología en la Autónoma de Barcelona) enfrentó valerosamente un juicio de la trascendencia de Agro Ingreso Seguro, donde se benefició a terratenientes, grandes ingenios y monopolios industriales. Sin embargo, los que recibieron los recursos de manos de Arias, están libres o cumplieron condenas mínimas. Otra duda: ¿Esos dineros fueron devueltos en su totalidad al Ministerio de Agricultura? *** La figura de una mujer con los ojos vendados, que recuerda a la diosa griega Themis y representa la imparcialidad en que la Justicia debe ser impuesta: sin miedos, ni favoritismos, independiente de la identidad, el dinero o el poder, está muy lejos de suceder en Colombia con el “Carrusel de la contratación” que saqueó a Bogotá, el de Saludcoop, que utilizó los fondos de la Salud para construir spa y casas de recreo, o el de Interbolsa y Fondo Premium, cuyos culpables negocian beneficios como la casa por cárcel o están en el exterior. Cómo explicar, ¿por qué los Nule, los Moreno Rojas, los Palacino y los Jaramillo lograron que sus fechorías entraran en un limbo jurídico, sin que los entes de control hayan actuado como lo hizo la magistrada González? ***Y a propósito de los entes de control, la opinión pública no sale de su asombro con los malabares del Procurador General de la Nación para permanecer en el cargo, o la inexplicable falta de previsión de la Contralora en el arrendamiento de la nueva sede, y las dificultades del Fiscal para desenredar el pago de honorarios recibidos por su asesoría en Saludcoop, antes de posesionarse.***Entretanto: El rechazo de los taxistas contra el magnífico servicio Uber, al que acusan de competencia desleal, obedece simple y llanamente a la superpoblación de los amarillos, gracias a la ‘generosidad’ de alcaldes anteriores, al aprobar cupos a tutiplén sin medir las consecuencias del colapso de la movilidad en Cali, y al hecho de que tener taxi propio, dejó de ser un medio de supervivencia para estratos bajos y medios.