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Debate, ¿en tablas?

La expectativa por el debate Cepeda-Uribe sobre paramilitarismo, hizo que muchos colombianos...

19 de septiembre de 2014 Por: Beatriz López

La expectativa por el debate Cepeda-Uribe sobre paramilitarismo, hizo que muchos colombianos soportáramos diez horas del más vergonzoso espectáculo de un Congreso fracturado por el odio, las denuncias e insultos que culminaron prácticamente en los estrados judiciales. No quedó títere con cabeza. La plenaria, donde estaba presente toda la clase política, solo dejó frustración y rechazo en la opinión pública.***Con excepción de dos o tres intervenciones, el debate quedó en tablas. El desplante de Uribe de abandonar el recinto antes de que Cepeda hablara demostró que el expresidente siempre escurre la confrontación. Y a Cepeda le faltó coherencia, precisión y una presentación menos anecdótica de un tema que supuestamente dominaba, pero estuvo plagada de lugares comunes. No dijo nada nuevo sobre Uribe.***A Claudia López y Paloma Valencia, mujeres estrella del Congreso que juegan en polos opuestos, les ganó la emotividad. A Claudia, a quien admiro por su carácter, se le fue la mano al comparar a Uribe con “una sanguijuela que huye por las alcantarillas”. Paloma se fajó un discurso ventijuliero y comparó a Uribe con Bolívar. ¿Qué tal?***Como era de esperar José Obdulio Gaviria en lugar de desvirtuar las denuncias sobre la cercanía de Uribe con Pablo Escobar y los Ochoa, sembró un manto de duda sobre la trayectoria política del director del periódico Voz, Manuel Cepeda, padre de Iván, asesinado por los paras, a quien acusó de ser determinante en la muerte de enemigos de las Farc. Remató su discurso al calificar a Uribe como “el más grande luchador de la democracia colombiana”.***Termina Cepeda su intervención y regresa Uribe de la Corte Suprema de Justicia, cargado de tigre. Se despachó contra Santos, Vargas Lleras y Cristo, llamó mentiroso a Cepeda, se ensañó con Jimmy Chamorro, a quien acusó de recibir cheques de narcotraficantes, “porque a uno le llegan cosas”. Esta información, dijo, “me llegó de inteligencia militar” (?). E hizo un recuento del éxito de la seguridad democrática. Terminado el memorial de agravios, nada respondió a las denuncias, salió nuevamente, dejando en manos de su bien amaestrada bancada lo que él no fue capaz de hacer.***Curiosamente, allí estaban varios personajes cuyos padres fueron víctimas de la violencia: a Uribe, la guerrilla le mató a su padre; al de Cepeda, el paramilitarismo; a los de Galán y Rodrigo Lara, el narcotráfico; al del ministro Yezid Reyes, el M-19l ¿o el Ejército? También al ministro del Interior José Fernando Cristo.***Las palabras de Horacio Serpa, escasas de vibratos, fueron conciliadoras. Los elogios a Uribe sorprendieron y llegamos a la conclusión de que está reblandecido, por no decir gagá. Tampoco Jorge Enrique Robledo convenció. Se esperaba un profundo análisis sobre la presencia del paramilitarismo en la política colombiana, pero se redujo a descalificar al presidente Santos. Everth Bustamante, ex M-19 ahora uribista, fustigó a Rodrigo Lara en forma similar a la que acostumbra su jefe actual.***Salvó el debate la intervención de Rodrigo Lara Restrepo. En su condición de víctima oxigenó el ambiente al reclamar acudir al exorcismo y no a la confrontación. Antonio Navarro hizo un recuento histórico de la violencia colombiana, sin sesgos, sin inclinarse a favor o en contra de los diferentes actores de la misma. Por último, Roy Barreras se jaló un buen discurso sobre la paz.***El debate dejó una sensación de frustración. ¿Será la paz una utopía? La polarización que se vio en el Congreso pasó a las redes sociales. ¿Llegará la reconciliación en este mar de odio y confrontación, mientras las Farc de La Habana tiene un discurso diferente a las Farc de la selva?