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¡La vida es hoy!

Así de simple. Así de duro. Así de difícil. Así de complejo. El pasado y el futuro son ilusiones mentales. El ayer no lo podemos recuperar y el mal llamado futuro que es ese instante que sigue, tampoco está garantizado.

13 de julio de 2020 Por: Aura Lucía Mera

Así de simple. Así de duro. Así de difícil. Así de complejo. El pasado y el futuro son ilusiones mentales. El ayer no lo podemos recuperar y el mal llamado futuro que es ese instante que sigue, tampoco está garantizado.

La súbita partida de mi amiga Elsie Wartenberg me lo acaba de confirmar en forma dolorosa y tajante. En un instante su alma se alejó para siempre y se esfumó. Así lo visualizo. Todavía no acepto. Nada, absolutamente nada presagiaban ese súbito adiós.

Me duele la pérdida de una amiga de vida, una mujer valiente, divertida, elegante, discreta, siempre sonriente aunque estuviera viviendo tristezas profundas. No me sorprende la avalancha, las olas de mensajes y tuits y WhatsApp, y mensajes de desconcierto, tristeza y amor por esa amiga que sin hacer jamás alardes de nada y con un corazón de oro se incrustó en el alma de todos los que la conocimos. Una avalancha de amor. Sí. Una avalancha. Sin darse cuenta, dejó un vacío del tamaño de un cráter, una herida inmaterial.

No soy muy de pésames ni rituales. Escribo esta nota para ayudarme a entender a mí misma la importancia del momento presente. Es lo único que tengo y es sagrado. Y aunque trato de practicarlo desde hace muchos años, a veces no lo vivo en toda su dimensión. Lo considero ‘for granted’ como si me lo mereciera y punto, y existen días en que me dejo llevar de la apatía y la autocompasión, de la rabia, de la lucha inútil de tratar de que algo cambie en este país vergonzoso y corrupto, en vez de agradecer cada despertar y vivir en intensidad ese milagro de estar viva.
Esa oportunidad única de hacer de mi presente algo sagrado y no refunfuñar por no estar en otra parte, dando vueltas inútiles a la mente como un perro antes de echarse, volviéndome el día un nudo gordiano como si estuviera garantizado mi mañana.

Para mí Elsie fue, es y será el símbolo de la amistad discreta, del amor incondicional por su familia, de esa elegancia espiritual intangible y silenciosa, de la “sonrisa justa y el mesurado gesto” como dijo un poeta; su vida nos tocó a sus amigas, como un susurro de brisa, un remanso de aire fresco, un soplo de armonía.

Pienso en ella y pienso en los que también están viviendo el dolor del cuchillo que taja inclemente. Mucho más ahora que esta pandemia arrasa sin avisar y muchas veces esos seres tienen que marcharse en solitario.

Los invito a vivir a vivir el hoy, cada minuto, a decirles a los que amamos, que los amamos, a darle la mano a los más frágiles, a dejar odios y rencores, a no seguir alimentándonos de rencores, a la reconciliación. Así podremos partir en paz, ligeros de equipaje y dejando de recuerdo una estela de amor. ¡Elsie, gracias por haberme permitido compartir momentos de tu vida!

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PD.
Decidí dejar el miedo y me hice mi test de Covid-19. Quiero estar segura de que no infectaré a nadie que esté a mi lado. Salió negativo, esto me alegra, pero soy consciente que el resultado es por hoy y no es una vacuna. Pienso seguir cuidándome y aceptar las sugerencias. No quiero ser ni víctima ni portadora de este enemigo volátil y maligno. Así mismo lo están haciendo varias amigas, el miedo al coco no sirve para nada. Y el examen es indoloro, incoloro e insaboro. Alistemos las narices. Es mejor prevenir que contagiar.

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PD.
Obvio que respaldo plenamente a monseñor Darío de Jesús Monsalve víctima ahora de las pedradas de los autollamados ‘justos’. Por si no sabían, consulten en el diccionario de la Real Academia de la Lengua el significado de genocidio: ”Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos...”. Lo que les asusta y les rasga las vestiduras es la ‘palabrita’. Si Monseñor, a quien admiro y respeto, hubiera dicho cualquier otra, a los justos les hubiera importado un pito, unos muerticos más son estadísticas aisladas. Sí hay genocidio. No es necesario llegar a los seis millones, cuando ya pasan de cien la cosa es así. ¿Hasta cuándo?

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