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¡Hay diez años!

Si 20 años no es nada, diez son un toda una experiencia...

27 de enero de 2015 Por: Aura Lucía Mera

Si 20 años no es nada, diez son un toda una experiencia única, intransferible, como la impronta que llevamos cada uno en las yemas de nuestros dedos. Son 10 años de cultivar un ADN particular e intangible. El ADN de la lectura que ha sido posible gracias al Hay Festival que llegó a Cartagena, a este trópico mágico desde la helada Gales y se convirtió en columna vertebral para los que amamos los libros, la cadencia misteriosa de las palabras, su fuerza, su música.Pensar que en un pueblito escondido hay unos amigos libroadictos que se reunían para hablar de lo que amaban: los libros, la aventura interior que los llevaba a otros mundos, a vivir otras pasiones, tal vez las de sus ilusiones, a llorar con otras tragedias, a indignarse con otras injusticias. A apasionar el corazón con experiencias grabadas en palabras, palabras impresas en hojas que algún día estuvieron vacías, esperando esas palabras que se convertirían en cataratas de emociones, denuncias o dolores.Todavía tengo dentro de mí la voz pausada de Phillipe Claudel relatándonos cómo en Francia todavía en algunos bosques o campiñas se pueden encontrar bombas enterradas o algún resto óseo de esos millones que murieron en las guerras, cómo todavía en tardes de invierno el silencio helado relata muchas cosas a los que quieren escuchar.O Bertha Muller, esa mujer delgada como la Piaf de las letras, respondiendo con palabras afiladas los horrores de la dictadura, el hambre y la represión que vivió en su Rumania. Esa mujer que jamás se rindió al silencio y al temor y palabra por palabra desgranaba sin piedad todo el dolor de su país, de su infancia, de sus ilusiones rotas.Rosa Montero, Vargas Llosa, Almudena Grandes, Héctor Abad, Ian MacEwan, Jhon Lee Anderson, ese caleidoscopio mágico de conversatorios informales, de encuentros en la Plaza de Santo Domingo, donde se comparten ideas y se charla en compañía de una limonada de coco o de yerbabuena esas experiencias plasmadas en libros.El Hay cumple diez años. La cita empieza el jueves. Premios Nobel, historiadores, novelistas, cuentistas, poetas, periodistas y amigos de libros nos volveremos a encontrar, a correr afanados de un lugar a otro, de reecontrarnos para compartir. Días luminosos, acompañados de brisas vespertinas, en los que el Teatro Heredia, el Claustro de Santo Domingo, los hoteles Santa Teresa y Santa Clara, el Baluarte, se convierten en nuestro hogar. Días en que la mente tiene la oportunidad de volar a otros horizontes, salir de la claustrofobia en que nos mantienen noticieros y emisoras nacionales, apartar la politiquería y mezquindad de nuestros dirigentes y abrir ojos y corazón a otras ideas y mundos. Comprender que el mundo es “ancho y ajeno” y que solo a través de los libros podemos enriquecernos espiritualmente y comprender tantas cosas. Volver a soñar, dejar volar la imaginación, sentir en carne propia tragedias de guerras inútiles, porque en ninguna guerra gana nadie. Tal vez los mercaderes de las armas, otra mafia universal, pero eso es harina de otro costal.Gracias a los Quijotes que apostaron por Cartagena y nos regalaron el Hay. Gracias por ese tesón, ese entusiasmo, ese amor por la palabra escrita, hablada, gesticulada. Pienso con tristeza en tantos seres humanos que jamás se enamoraron de los libros, que se perdieron sin saberlo a lo mejor, de conocer otros mundos interiores, sentirse cómplices de muchas cosas, dejar latir su corazón al compás de pasiones que creían ajenas de identificarse con tantas emociones, en fin de no haber vivido este regalo de Dios. La Palabra escrita y compartida.El Ministerio de Cultura ha realizado una magnífica labor en el fomento de la lectura. ¡Felicitaciones!PD: Un adiós, un abrazo largo y del alma a Germán Patiño que se nos fue sin avisar. Amigo, interlocutor, investigador. Hombre íntegro que se la jugó por devolvernos a los vallecaucanos nuestra identidad, el orgullo por nuestras raíces y nos enseñó a querer y admirar la riqueza cultural de nuestro Pacífico abandonado. Gracias por defender Incolballet, el Petronio, las manifestaciones autóctonas, nuestros valores ancestrales ¡Difícil encontrar otro Germán!

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