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Habemus Arzobispum

Así como en la película -por demás divertida y cuestionante- ‘Habemus Papam’,...

17 de abril de 2012 Por: Aura Lucía Mera

Así como en la película -por demás divertida y cuestionante- ‘Habemus Papam’, el nuevo pontífice decidió no aceptar el reto, con toda honestidad y dio paso atrás, el nuevo arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, está mostrando garra, ganas, verticalidad, además de no tener pelos en la lengua. Ya era hora. Después del tenebroso asesinato de monseñor Duarte Cancino, víctima de su honestidad y por haberse atrevido a desenmascarar las mafias del narcotráfico y sus oscuros propósitos, habíamos caído en un limbo pastoral. Una curia ‘ni chicha ni limoná’, alcahueta, distante de los verdaderos problemas de Cali, y lejana, por no decir autista, a las realidades del clero local y a otros asuntos importantes. Creo, a título personal, aunque me caigan rayos y centellas, que el periodo de monseñor Sarasti, en uso de buen retiro, no fue el mejor para una ciudad tan compleja.Y no se trata sólo de hablar de religión ni de los mandamientos católicos. Muchos ciudadanos, aunque no practiquemos sus rituales y nos hayamos alejado de muchas creencias, también nos hemos sentidos huérfanos de un verdadero liderazgo espiritual. La misma proliferación de nuevas iglesias, cuyo único fin es sacarles dinero a los pobres en nombre de Dios y, a punta de cantos y palmas, creo que en parte se debe a esta falta de liderazgo que padecimos durante años.Leí con atención las palabras de monseñor Monsalve en Semana Santa y sus respuestas en el reportaje concedido a El Espectador el pasado miércoles. Me gustan sus afirmaciones contundentes, su manera frentera de ver los problemas de pederastia que sufre Cali por cuenta del clero y que llevó a situaciones verdaderamente aberrantes, tratadas de tapar como la caca del gato, sus cuestionamientos a esa carencia de liderazgo político en el Valle, y hasta hace cien días en Cali, la corrupción de los procesos electorales, donde de entrada ya se tienen listos treinta mil muertos para votar, etc.Su Sermón de las Siete Palabras despertó más de una roncha. Ya tiene amigos que lo defienden y aplauden su valor y otros muchos ‘curuchupas’ mojigatos que se rasgan las vestiduras, porque no admiten ningún cuestionamiento. Es de felicitar que él mismo cuestione actitudes non sanctas y sí muy reprobables de su clero. Hablando en plata blanca, destapando el silencio morboso de los escándalos sexuales de sacerdotes. Un niño abusado y violado ‘en nombre de Dios’ y por un individuo con sotana, no se recupera jamás psicológicamente. Por más trabajo sobre sí mismo y terapias que reciba en su edad adulta. Esto es un crimen contra natura, más execrable cuando viene de un religioso investido con la autoridad que eso conlleva.También su criterio sobre posibles negociaciones de paz. Estoy de acuerdo con él que no es lanzando más bombas ni causando más muertes, como llegaremos a una verdadera reconciliación. Suficiente sangre ha corrido por nuestra geografía, y pareciera que va a seguir corriendo hasta la eternidad. Intereses económicos, vendettas personales, sed de sangre, intolerancia, parecieran ser las directrices que tenemos en los genes. Es el momento de decir basta. Sé que a muchos estamentos inclusive del Estado no les interesa la paz, lo mismo a empresarios y mercachifles de armas... La guerra da dinero. Si estalla la paz, muchos no sabrán qué hacer. Y todo ese círculo vicioso está manejado por el maldito dinero. Sí. Estoy con monseñor Monsalve, así no sea ‘curera’. Se necesita un interlocutor. No más guerrilleros, ni policías, ni soldados, ni civiles muertos. No más sangre, por Dios.Felicito a monseñor Monsalve. Le toca un potro difícil y matrero. Las aguas pías ni son tan claras en Cali ni tan santas. Le sugiero darse una vueltica por ciertas parroquias manipuladas por sus párrocos, a su antojo. Lo felicito por su interés en los servicios de salud, en la mejor distribución del dinero. En fin, siga pisando callos, algún cambio se notará.

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