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Desde la esperanza

Las pasiones, las emociones, el miedo, la desconfianza y la rabia contenida durante generaciones no son buenas consejeras. La polarización política no ayuda, la violencia, la represión, los bloqueos tampoco.

24 de mayo de 2021 Por: Aura Lucía Mera

Solo me resta escribir desde la esperanza. Hoy martes Cali ha convocado una Marcha del Silenció con atuendos blancos, que en todos los países del mundo son el símbolo de respeto y paz. Desafortunadamente en nuestra ciudad, por cuenta de unos pocos que salieron con camisetas y camionetas blancas en una rotonda del sur, la mayoría de los jóvenes, que quieren ser escuchados y resisten con dignidad y valor en Puesto Resistencia y Siloé, están en contra de “camisetas blancas y silenció” tildando esta convocatoria de elitista y de “gente de bien”.

No sé que sucederá. Cuando lean esta columna ya la marcha estará en las calles. Ojalá todos los caleños de todas etnias, estratos sociales y económicos, creencias, edades, se miren de frente, se den la mano y comprendan que solo unidos podremos conquistar los derechos que quieren, y sacar la ciudad adelante. Escucharse mutuamente, dialogar.

Las pasiones, las emociones, el miedo, la desconfianza y la rabia contenida durante generaciones no son buenas consejeras. La polarización política no ayuda, la violencia, la represión, los bloqueos tampoco. Estremece pensar que esta marcha pacífica se convierta en una lucha de clases; la falta de liderazgo, la ausencia cómplice de un Gobierno Central errático y desorientado no aporta nada.

Observo como Colombia se vuelve trizas, departamento por departamento, región por región, sin que nada penetre en la burbuja que se vive en la Casa de Nariño.

Tengo la esperanza de que este martes Cali se una, se escuche. Solo dialogando podremos todos juntos abrir el camino para construir una ciudad, un país más equitativo y más respetuoso. De lo contrario, seguirá triunfando la rabia, el estigma y la frustración... y en consecuencia, la violencia represora, que es lo que muchas fuerzas oscuras y poderosas pretenden.

No caigamos en la trampa, no seamos los idiotas útiles para llevar al país a una dictadura. Todos los cambios se pueden lograr dentro de una democracia participativa, dentro del marco de la Constitución y de los Acuerdos de Paz.

Me robo unas palabras del prólogo de Alonso Sánchez Baute sobre la solidaridad, uno de los trece cuadernillos publicados por la Comisión de La Verdad: “...Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga, decían los abuelos campesinos quizá sin saber que así definían la palabra solidaridad...”

-“...La Solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo” escribió Eduardo Galeano. Este apoyo incondicional a causas ajenas ayuda a construir justicia social a reducir la creciente desigualdad y, en lo personal, a sentirnos y encontrarnos en igualdad de derechos y poder ejercerlos más allá del discurso político. La solidaridad encarna el reconocimiento del dolor, del otro y el compromiso individual para la protección de todos. Estimula a superar la apatía, la desidia y la indiferencia ante la tragedia ajena.

Como seres sociales nuestro bienestar está relacionado con el del prójimo. ¿Cuál es el compromiso solidario que cada quién tiene consigo mismo, con el otro y con la sociedad para la superación del conflicto y la construcción de una democracia moderna?

PD. Repito. Escribo desde la esperanza. Estoy segura de que, unidos y escuchando, sabremos conseguir, las metas y esta marcha será un primer paso hacia un ¡futuro mejor!

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