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Vivamos el domingo

Con alegría hemos vivido la celebración de la Pascua. Pero a medida...

8 de mayo de 2011 Por: Arquidiócesis de Cali

Con alegría hemos vivido la celebración de la Pascua. Pero a medida que nos alejamos de ella sentimos que nos volvemos a sumergir en la rutina de los quehaceres de cada día, la lucha contra nuestros pecados y las dificultades por superar.La Pascua me ha renovado la fe en Jesucristo vivo, resucitado, que ha entrado en mi vida personal de tal manera, que se hace compañero de camino todo el tiempo. Ahora debo, como los discípulos de Emaus (Lc. 24 13-35), escucharlo con atención y sobre todo aprender a ser su invitado en la ‘fracción del Pan’, la Santa Misa.Debo aprender a vivir con intensidad el domingo, día del Señor, Pascua semanal, para romper aquella rutina, renovar la comunión con el Señor Resucitado al recibirlo en la Eucaristía. Hacerme más consciente de mi mismo, darle sentido a mi trabajo de verdadero servicio por amor a Dios y al prójimo. Reunirme con la familia.La experiencia de enmarcar por los domingos nuestra vida, nos lleva a un proceso de recorrer con el Señor sus misterios desde su nacimiento, vida, pasión, muerte, resurrección y envío del Espíritu Santo a lo largo del año litúrgico. Puedo comprobar que al aplicarlos, dejándome conducir por su Palabra y recibiéndolo, me voy transformando según su manera de pensar, de actuar, hasta en sus sentimientos, como dice San Pablo. La cercanía al Señor nos hace descubrir nuestros pecados. También aquí nos transforma acogiéndonos con misericordia, dándonos su perdón en el sacramento de la Penitencia, concediéndonos gracias que nos ayudan en la lucha que estamos llevando a cabo para que nos podamos convertir de verdad.Hemos iniciado un proceso de resurrección con el Señor que se cultiva a lo largo del tiempo de nuestra vida mediante la comunión con Él, hasta llevarlo a plenitud a través de nuestra muerte venciéndola como el Señor la ha vencido.

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