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Una viña que hemos de cuidar

En los últimos tres domingos la liturgia nos ha presentado parábolas de Jesús que han tenido que ver con la viña.

8 de octubre de 2017 Por: Arquidiócesis de Cali

En los últimos tres domingos la liturgia nos ha presentado parábolas de Jesús que han tenido que ver con la viña: los trabajadores invitados en distintas horas del día, los dos hermanos enviados a trabajar en la viña y hoy que nos presenta la confianza del dueño de la viña al entregársela a unos arrendatarios.

El problema que plantea esta parábola es la ambición de los arrendatarios al no querer pagar lo que les corresponde sino además querer quedarse con la viña. Para esto no solamente maltratan a los emisarios, matan a algunos y acaban con el hijo del dueño de la viña.

Además de estar Jesús haciendo alusión a los dirigentes judíos y a Él mismo como el hijo a quien terminan matando, quiere darnos una práctica y actual enseñanza.

En nuestro país la ambición ha generado esa ola imparable de corrupción, de sobornos, de rapiña política y de mentiras.

Dios a todos nos ha confiado su viña, que es la porción en la cual nos movemos, trabajamos, vivimos, gozamos y sufrimos. Espera que le demos los frutos que le corresponden: amor, preocupación de unos por otros, servicio generoso, perdón, justicia, reconciliación, reparación, y demás virtudes que le dan sentido a nuestra existencia.

También el fruto de desarrollar la familia como célula fundamental de toda sociedad, cuidar la vida en gestación, educar a quienes están creciendo, aliviar las necesidades de los más desamparados, etc.

Entender que el mundo es la viña de Dios y que a todos nos toca cuidarlo es un deber de nosotros como cristianos. No somos dueños sino administradores... ojalá podamos comprender esto para superar el egoísmo y la ambición, causa de tantos males.

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