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Una bendición para Buenaventura

Ya comenzamos a bendecir a Buenaventura. Pero para hacer un acto más simbólico, queremos este 13 de julio en el marco de las fiestas distritales en honor a San Buenaventura, elevar una plegaria al Cielo...

30 de junio de 2019 Por: Arquidiócesis de Cali

Por monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura.

En uno de los encuentros preparatorios de las jornadas que estamos realizando en Buenaventura para organizar algunos espacios físicos, mejorar los entornos ciudadanos, recoger las basuras, sembrar miles de árboles, reunir la comunidad en torno a este objetivo, compartir un alimento, generar confianza y compromiso de los comerciantes, comprometer a las entidades públicas, integrar la Armada Nacional con la comunidad, hacer más bonito este Distrito para que los visitantes y los mismos habitantes se sientan más felices de estar en este bello lugar, en una campaña que se ha denominado ‘Buenaventura siembra esperanza’, surgió la idea de bendecir la ciudad.

Gracias al compromiso de la señora Alcaldesa y del Almirante de la Armada Nacional, de la Iglesia y de todos los gremios y líderes comunales, estas jornadas se vienen realizando con mucho éxito en los lugares que ya se han recuperado. Por eso decir ‘Buenaventura siembra esperanza’, es ya una manera de poner un norte y de unir una comunidad en busca de encontrar salidas eficaces a los distintos problemas que se tienen y que no hay necesidad de recordarlos.

Ya comenzamos a bendecir a Buenaventura. Pero para hacer un acto más simbólico, queremos este 13 de julio en el marco de las fiestas distritales en honor a San Buenaventura, elevar una plegaria al Cielo, desde las distintas parroquias y desde los distintos credos que hay en el puerto, para que sintamos que no estamos solos, que contamos con la presencia y la ayuda de Dios, que los buenos no solo somos más sino que estamos unidos para hacer que el bien triunfe sobre el mal.

Bendecir significa ‘decir bien’. Eso es lo queremos manifestar ya no a través de protestas y reclamos, sino buscando la intercesión de un Dios que es solo amor y que quiere que los seres humanos vivamos del amor y para el amor, porque bendecir es amar.

Dios quiera que aquellos que han hecho y siguen haciendo el mal comprendan el daño terrible que hacen. Por eso sembrar esperanza es creer que no todo está perdido.

Que mientras haya personas buenas y con ganas de trabajar por el desarrollo integral de Buenaventura hay posibilidades de superar las dificultades. Porque nadie va a solucionar nuestros problemas si nosotros mismos no asumimos el papel protagónico de hacer de Buenaventura una región prospera y en paz. Y para esto necesitamos la ayuda del Cielo. Para que no nos desanimemos, para que a pesar de los obstáculos sigamos sembrando esperanza y para que algún día logremos asumir nuestra responsabilidad histórica de cambiar el rumbo que llevamos.

Dios bendiga a Buenaventura.

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