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Tres Parábolas

En este universo de enseñanzas Jesús toma las realidades que circundan a quienes le siguen y escuchan

19 de julio de 2020 Por: Arquidiócesis de Cali

Por: monseñor José Alejandro Castaño Arbeláez, obispo de Cartago

“Y sin parábolas no les expuso nada”.

Así se expresa el evangelista Mateo en la liturgia de la palabra que propone la Iglesia para este domingo: todas ellas hablan del campo, la semilla, los frutos, pero también de la maleza que es en este caso la cizaña: así Jesús continúa su pedagogía insuperable, sencilla y profunda, popular y sabia.

En este universo de enseñanzas Jesús toma las realidades que circundan a quienes le siguen y escuchan: el campo, la siembra, la semilla, los cuidados, las dificultades y al final el asedio que puede echar a perder toda la dura brega desde que se inicia la siembra. No es de extrañarnos que al lado del fruto aparezca la maleza, esa misteriosa realidad que todos conocemos y que de siempre la Iglesia ha denominado el maligno, el mal, la tentación y hoy la cizaña. No es coloquial el dicho popular: “Este o aquel es amigo de sembrar cizaña”, es decir, de echar a perder sin muchos argumentos la dignidad de otros, su reputación e incluso su propia tranquilidad. La Iglesia sabe que en ella existimos buenos y malos, justos y pecadores y que por ello se necesita la labor dispendiosa e ininterrumpida para no permitir que sea mayor la maldad a la bondad, la cizaña o maleza al fruto bueno.

Así afirmaba San Agustín. “Si soy bueno, soy trigo en la Iglesia de Cristo; si malo, soy paja en la misma Iglesia; sin embargo, no me aparto de la era”. Y entro lugar: “La casa de Dios es la Iglesia; aun contiene malos, pero la belleza de la casa de Dios reside en los buenos; se hallan en los santos” (Comentario a los Salmos).

Así no es extraño entender que la maleza o cizaña no provenga ni del sembrador, que es Dios, ni del fruto que es bueno, sino de la decisión libre de la voluntad humana y es también sentencia agustiniana: “La iglesia de este tiempo es semejante a una era que tiene grano y paja mezclados, es decir, buenos y malos juntos; pero después del juicio tendrá solamente buenos sin malo alguno”, y en otro lugar concretiza:
“La era del Señor no está bieldada aún, y no puede estar sin paja. Oremos nosotros y trabajemos con ahínco para ser grano. Qué bien para estos tiempos esta frase: “No nos retiremos de la Iglesia porque veamos que hay cizaña en ella. Únicamente hemos de esforzarnos por ser nosotros trigo.

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