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La virtud de la acogida

Los espacios reducidos, el miedo a abrir la puerta a alguien y...

18 de julio de 2010 Por: Arquidiócesis de Cali

Los espacios reducidos, el miedo a abrir la puerta a alguien y las enormes dificultades económicas de muchas familias hacen que la acogida se haya perdido como virtud de la vida cristiana.Sin embargo, la Palabra de Dios le recuerda al creyente este fin de semana que el que acoge al peregrino recibe muchas bendiciones de Dios, es más, recibe a Dios mismo. Es precisamente eso lo que ocurre a la familia de Marta y de María que han acogido un “peregrino de este mundo” pero han acogido a Dios mismo en Jesucristo.El creyente tiene que estar muy atento para acoger al peregrino y sentir en él la presencia del hijo de Dios, de tal modo que pueda sentarse a los pies del “Maestro” y gozar de su presencia para poder sentir aquel parecer de considerar que “María ha escogido la mejor parte”.También nosotros en una sociedad egoísta, individualista y llena de soledades somos invitados a acoger al que está de paso, al que viene a nosotros, al que es desplazado, al desterrado, al abandonado, al que vive en una infernal soledad.Tenemos que encontrar nuevas formas para acoger a tantos desplazados, a tantos niños jóvenes y ancianos que no tienen quien les brinde la más mínima experiencia de reconocimiento, aceptación, afecto y cariño. Esas personas lejos de sentirse acogidas se sienten rechazadas, abandonadas, marginadas. El Evangelio de San Lucas invita a los creyentes a ser acogedores, a brindar tiempo y espacio a todos aquellos que se experimentan peregrinos. Hacerlo es entonces prepararnos para escuchar ese “vengan benditos de mi Padre porque fui peregrino y me hospedaron”.Si en cada peregrino del camino que se acoge hay un Cristo que se queda con nosotros entonces procura practicar la acogida para que recibas muchas bendiciones de Dios.

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