El amor es más fuerte que la muerte

En momentos tan violentos como los que estamos viviendo tanto en nuestra Patria como en el mundo entero, no puede haber mayor motivo de alegría y de esperanza que saber que Cristo ha resucitado, es decir, que la muerte no tiene dominio sobre Él. Quienes creemos en Cristo, Nuestro Señor, nos gozamos de manera especial en este día de Pascua, porque la muerte, que muchas veces aparece como un implacable enemigo, ha sido derrotada.Unos cuantos, de manera absurda y miope, quisieran hacernos creer que lo que debe reinar es la violencia y la muerte. Pero nosotros, iluminados por nuestra fe y movidos por la experiencia del encuentro con Cristo resucitado, tenemos la certeza de que el Amor es más fuerte que la muerte. Que lo que debe reinar es el amor que Dios ha depositado en nuestros corazones. Ese Amor que todo lo transforma y que a todo le da sentido. Por eso nos esmeramos en defender la vida y que en ella resplandezca siempre el Amor, aquel amor que nos enseñó el Señor: un amor puro, desinteresado, que no actúa con bajeza ni busca su propio interés, que no se deja llevar por la ira, sino que todo lo perdona y no lleva cuentas del mal. Con su Resurrección, Cristo nos ha mostrado que ese Amor es vencedor. Que si nos esforzamos en amar como Él nos ha enseñado, podremos tener la certeza de no ir caminando hacia un sepulcro, sino hacia la vida eterna. Porque el Amor es más fuerte que la muerte. Aceptemos, por tanto, la invitación del apóstol Pablo: “Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra”. Y elevemos nuestra oración por la conversión de quienes siembran violencia y muerte, para que dejen de mirar hacia el sepulcro y, dirigiendo su mirada hacia el Dios de la Vida, por fin encuentren sentido a su existencia, siendo constructores de paz y de reconciliación.