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Ascensión del Señor

Próximos a celebrar la cincuentena pascual con la solemnidad de Pentecostés, la...

1 de junio de 2014 Por: Arquidiócesis de Cali

Próximos a celebrar la cincuentena pascual con la solemnidad de Pentecostés, la liturgia se engalana con la festividad de la Ascensión del Señor que recordamos a 40 días de su Resurrección; estas celebraciones son una pedagogía de la fe, pues constituyen una unidad teológica: resucitar, ascender y fortalecernos con su Espíritu, son Verdades realizadas en un solo momento.Ensanchar nuestras miradas y deseos que a veces son oscuros y escasos, es objetivo de esta festividad; nuestro mundo envuelto en la cultura de triste y melancólico, de lo inmediato y superficial, de lo efímero e intrascendente, pretende negarnos la posibilidad de levantar nuestros deseos hacia lo eterno y trascendente; la llamada cultura de la postmodernidad nos ha regalado grandes adelantos científicos y técnicos, pero nos ha empobrecido en las aspiraciones hacia lo Verdadero, hacia lo Numinoso de la existencia humana, hacia aquella Vida que ha vencido para siempre a la muerte.Afirma San Agustín: “Él no se alejó del cielo cuando descendió de allí hasta nosotros, ni tampoco se alejó de nosotros cuando ascendió de nuevo al cielo; porque la resurrección del Señor es nuestra esperanza y su ascensión nuestra glorificación”.En efecto, la más profunda convicción de la conciencia se resiste a creer que nuestra vida concluya, que no vaya más allá de la muerte, equivaldría a condenar a la humanidad a no recibir el premio que nos adquirió Jesús con su encarnación, muerte y resurrección; al contrario, confesamos que las aspiraciones más sentidas de la misma razón, nos llevan a anhelar “algo más”. Si no fuese así, todo caería bajo el concepto de la intrascendencia, de una falsa filosofía que afirmara que todo es igual. A ello se resisten la justicia humana y las leyes civiles que regulan las conductas de la sociedad; distinguimos entre lo bueno y lo malo, apetecemos lo bello, lo noble, lo armónico, todo lo que signifique orden y virtud. El Espíritu se solaza en los bienes superiores, en lo sublime y repudia aquello que le ata a lo material y perecedero. !Aspira a la gloria, a lo eterno! La Ascensión del Señor es una invitación a todos sus discípulos a imitarle, y a participar con Él de la gloria que es el premio al que todos debemos aspirar.

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