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“Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”

La historia del niño Samuel es un ejemplo perfecto de lo que es una verdadera vocación. Samuel servía a Yahvé a las órdenes del profeta Elí.

17 de enero de 2021 Por: Arquidiócesis de Cali

La historia del niño Samuel es un ejemplo perfecto de lo que es una verdadera vocación. Samuel servía a Yahvé a las órdenes del profeta Elí.
Vivía en el Santuario donde se encontraba el arca de Dios. Yahvé llamó al niño Samuel. Y Elí sabía que este llamado era de Dios, por eso le dijo: Si te vuelve a llamar di: “Habla Yahvé que tu siervo escucha”. Aquí nació la vocación del profeta Samuel. (1 Samuel 3) La vocación es un diálogo entre Dios y la persona donde Dios nos confía una misión de amor y de salvación.

El evangelista San Juan nos describe cómo dos discípulos de Juan el Bautista siguieron a Jesús, el Cordero de Dios, por indicación de este profeta, y luego Andrés, que era uno de ellos, llevó a su hermano Simón a Jesús quien, al verlo, también lo llamó y le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)”. (Juan 1, 35-42).
Cuando Dios nos ha llamado para un servicio de comunión en el amor y respondes con toda la vida y la generosidad hasta la muerte, esto es vocación. De esta manera entendemos en la propuesta cristiana el matrimonio y la familia, el sacerdocio ministerial, la consagración en la vida religiosa, el arte de ser maestro, el llamado al servicio de la salud por parte de los médicos, enfermeros y especialistas. Y muchas otras nobles tareas que acompañan y defienden el valor sagrado de la vida humana.

Cuando nosotros, lamentablemente, cambiamos la vocación en un simple oficio lucrativo donde ya no nos importan las personas sino el dinero y nuestra propia comodidad bajamos al nivel de asalariados y perdemos lo sagrado y sublime de nuestra vocación.

Termino comentándoles que en la pasada navidad contemplando la sagrada familia al pie del pesebre descubrí que la primera y la más importante vocación o llamada de Dios para el hombre y la mujer es indudablemente el matrimonio que construye familia. En la vivencia de esta vocación se desprenden todos los valores humanos y cristianos para una sociedad sana.

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