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Aprender a amar al estilo de Dios

El conflicto de violencia generalizado ha dejado por doquier víctimas llenas de...

20 de febrero de 2011 Por: Arquidiócesis de Cali

El conflicto de violencia generalizado ha dejado por doquier víctimas llenas de odio, rencor, de venganza, pero también ha sido la ocasión para expresar la autenticidad del amor cristiano en un perdón generoso, en una reconciliación plena, en una búsqueda serena de verdad, justicia y reparación con los victimarios y la sociedad.La salvaje realidad de la violencia no nos puede impulsar a afirmar: “el que me la hace, me la paga”. Expresión actual de la ley del Talión: “ojo por ojo, diente por diente”. Jesucristo, Hijo de Dios, hecho hombre, con su enseñanza y estilo de vida, ha venido a darle sentido alto a la capacidad de amar de todo corazón humano. Ser discípulo de Cristo, es aceptar la propuesta de vivir, el amor sin medida en tantas situaciones límites: perdón en vez de venganza y amar al enemigo en vez de odiarlo.Jesús de Nazaret al proclamar la ley nueva del amor, afirma que sus discípulos y discípulas nunca deben buscar venganza. Quién es agredido y sigue al Maestro Jesús, no le devuelve la ofensa sino que se muestra bondadoso, afronta el problema con una actitud distinta, baja la atención del agresor y lo desarma de manera no violenta ante la ofensa recibida.Jesús de Nazaret nos indica que el amor a los enemigos, es la exigencia más radical del auténtico amor cristiano, que es obrar en la vida a la manera de Dios, cuyo amor, es gratuito, generoso, universal, sin medidas, sin condiciones. El amor a los enemigos nos hace, hijos, hijas de Dios, y nos distingue como discípulos del Señor. Al discípulo o discípula no le basta saludar y amar a los enemigos, se les pide y exige algo más “sean perfectos como es perfecto el Padre celestial”. Construyamos la nueva humanidad que queremos. Que en vez del rencor, el odio y la venganza, sean más bien el amor, el perdón y la reconciliación, los que tenga la última palabra. Vencer el mal con la fuerza del bien. Ésta es nuestra tarea.

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