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El Día de la Vallecaucanidad

Esta siempre fue la casa de quienes buscando aquella Tierra de Promisión del poeta José Eustasio Rivera, llegaron y se radicaron y al cabo de su lucha murieron

28 de abril de 2022 Por: Vicky Perea García

Fueron largos los años de la Colonia y luego de la República, en que el Valle del Cauca tenía que escribirse con ‘v’ pequeña. Éramos solamente el valle geográfico de un gran río que atraviesa a Colombia.

Pero nadie pudo negar que no había otra región del extenso territorio colombiano de valles y montañas, más hermoso. Hasta el punto de que el Libertador Bolívar, recorriendo la geografía de nuestro departamento, llegó a decir: “Sí, sí, ni los campos de Toscana: este valle es el jardín de América”.

No obstante, dependíamos del viejo estado soberano del Cauca, que cubría los actuales territorios de Nariño, Risaralda, Quindío, el mismo Cauca actual y el viejo Caldas; y penetraba de largo en aquella vieja Antioquia.

Dejamos de ser territorio dependiente y nos convertimos en región autónoma cuando, caída la dictadura del general Rafael Reyes en momentos en que éste se escapa en un barco hacia Europa en el puerto de Santa Marta, y ante el nuevo presidente, doctor Ramón González Valencia, en sus oídos tienen eco las palabras y la lucha patriótica del médico y periodista bugueño, doctor Ignacio Palau, quien aboga por la creación como Departamento de este territorio en el que siempre se dio la bienvenida a los que aquí trajeron sus hogares y se integraron en un trabajo fecundo.

El 16 de abril de 1810, es decir, hace ciento doce años, se firmó el decreto creando el Departamento del Valle del Cauca, cuyo primer gobernador lo fue el médico doctor Pablo Borrero Ayerbe.

Y creció la industria al igual que la agricultura con la caña de azúcar y los frutos de pan coger; y se fundieron las esperanzas comunes de ser una región de lucha, progreso y solidaridad, sin distingos regionalistas de ninguna clase, ni étnicos.

Esta siempre fue la casa de quienes buscando aquella Tierra de Promisión del poeta José Eustasio Rivera, llegaron y se radicaron y al cabo de su lucha murieron; pero dejaron una prole con la que levantamos la alegría, la música, el baile y rendimos un culto a la belleza tradicional de sus mujeres.

Hoy celebramos esa efemérides que hemos llamado el Día de la Vallecaucanidad. Y aquí están en el fausto la gobernadora Clara Luz Roldán y el alcalde de Buga y las Academias de Historia, y los colegios y los estudiantes y las universidades, al lado de los hombres y mujeres maduros y de una juventud de esperanza, testimoniando con su presencia su voluntad orgullosa de renovar los buenos propósitos que siempre nos han acompañado.

Además perennemente estaremos en la búsqueda de un camino, bajo la huella de nuestros mayores, que nos conduzca a la paz, a la solidaridad y al progreso, bajo el toque de aquellas notas musicales que nos dejaran en el pasado figuras como Eduardo Salcedo Ospina, Edy Salospi, con el bambuco ‘Esfinges’; Morales Pino con sus ‘Cuatro preguntas’ y aun ahora con la salsa de ‘Cali pachanguero’ de Jairo Varela y todo ese mundo de sonrisas y el acento un tanto cansino pero cantadito que nos hace característicos.

Eso somos los vallecaucanos y eso seremos, sin que nos perturben los tramadores de odios y enfrentamientos que aquí no pueden tener lugar. Porque un pueblo unido, responsable y cargado de ilusiones, como lo dice él mismo, jamás será vencido.

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