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Muertes anunciadas

La amenaza forma parte del terror que viven los municipios del Norte...

29 de mayo de 2011 Por: Antonio José Caballero

La amenaza forma parte del terror que viven los municipios del Norte del Cauca, especialmente Santander de Quilichao y Caloto. Son amenazas de las Farc que se cumplieron con saña contra la familia de Adiela Perlaza.Y todo ocurre ante la mirada entre impotente y miedosa del Gobierno Nacional, el Departamental, los sesenta policías y el alcalde de lo que antes se llamaba ‘Tierra de oro’ y hoy es acosada por el terror.A Doña Adiela le secuestraron a su hijo Francesco la noche que comenzaron las ferias del 2010. Al joven se lo llevaron de su finca situada en las afueras del pueblo, en la vía a Caloto. Ningún retén oficial sirvió para impedir el horror. Ni el que prometieron el Alcalde y el Comandante de la Policìa de Santander, ni el del Ejército en El Palo. Según el mandatario, “por allí pasaron. No sabemos cómo, pero pasaron”.Meses después, el muchacho escapó de las cadenas de ‘Jaime Barragán’, el tenebroso cabecilla de la ‘Jacobo Arenas’ y fue recapturado por el VI frente. Éste recibió $150 millones que llevaba su tío Agustín y lo entregó a la guardia indígena, que a su vez lo llevó al Gaula. Así regresó a su familia.Surgió entonces la disputa por el dinero en el seno de las Farc. Y el tío Agustín, que sin escolta alguna siguió sus labores de campo creyendo que todo había pasado, se convirtió en objetivo. El pasado miércoles santo quiso denunciar ante la Fiscalía nuevas amenazas de ‘Jaime’. Pese a ser día laborable, la Fiscalía no recibió su denuncia. De eso hay testigos.El jueves santo, a las cinco de la tarde, fue asesinado en plena calle de Santander. Diecisiete tiros le descerrajaron cuando regresaba de la tierra que trabajaba todos los días. La Policía dice que le brindó un “protocolo de seguridad”. Esto quiere decir que “cada que Agustín quisiera salir de su casa tenía que llamar a la Policía”. ¡Macondo!Las exequias de Agustín debieron realizarse en Cali y a la carrera porque ‘Jaime’ siguió amenazando. “Esto es sólo el principio de la guerra”, le mandó a decir a doña Adiela. Ella denunció ésta y las siguientes amenazas el martes en la mañana en RCN. En la noche, una bomba hizo temblar a Quilichao y destruyó la Casagrande, la finca de la familia que las Farc avaluaron en mil millones de pesos para dizque financiar el rescate de Francesco.Ahora las amenazas son más agresivas por lo cual la familia ha iniciado la diáspora sin seguridad alguna. Conocida y querida por todos en el pueblo se partió en mil pedazos, tuvo que dejar la tierra y los animales del sustento, a causa de la amenaza terrorista de las Farc.El Alcalde me contó que en Santander “solo hace un mes hay Gaula fijo. Apenas 60 policías tiene el pie de fuerza para 85 mil habitantes. Un Batallón de Alta Montaña anunciado hace seis años no llegó nunca”, y hay varias muertes anunciadas por los asesinos. Sin duda, una respuesta precaria ante la amenaza del terror y el narcotráfico.¿Será que la política de seguridad no puede con la guerra que padecen Santander de Quilichao, el Norte del Cauca y la familia Perlaza?