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La ex- tradición oral

Lo digo entre triste y contento. Lo primero, porque cada vez...

10 de abril de 2011 Por: Antonio José Caballero

Lo digo entre triste y contento. Lo primero, porque cada vez quedan menos juglares de estos que encontré en Sabana Nueva, Córdoba. Lo segundo porque, aún quedan estos viejos fuertes que son como el vino, guardados en roble del bueno, produciendo esa hermosura de letras que erizan la piel bajo el sol del Sinú.Se llama José Antonio Petro Doria, pero lo conocen como ‘el conservador’. Su garganta recorre la belleza de la mujer cordobesa con la misma facilidad que las historias de su tierra. Su grito de vaquería recuerda a ese hombre trabajador de abarcas ‘suela’e caucho’, pantalón remangao y sombrero de vueltas, que sobre su caballo orienta las reses que cambian de potrero. Y mientras le canta a la mujer que quedó en la casa: “¡Oooheheejee! Tras las nubes se ocultó el sol al ver tu belleza./ Y la madre naturaleza en silencio se quedó. / Se detuvo la corriente alegre del río Sinú/ cuando apareciste tú con tu luz resplandeciente. /Lucías tan imponente / que mi lira enmudeció. /La tierra en seco frenó/ su girara acostumbrao / y el sol muy opacao tras las nubes se ocultó. ¡ Eeepa conservador!”.Me cuenta que esta tradición se pierde entre los jóvenes de la sabana. Por eso, a sus 82 años, Doria el conservador sigue siendo el rey de la decimería en el festival de marzo. Y mientras se aleja el planchón en el que los estudiantes atraviesan hacia la escuela en la otra parte del pueblo, me muestra el Sinú que amenaza de nuevo la tierra. Y vuelve y mete la mano para sembrar “la yuquita p’almorzar y cuidar un poco el algodón, porque la corriente se lo llevó casi todo en la crecida”.Entonces se limpia el sudor, “p’a que vengan los recuerdos”: “Yo soy la cepa ancestral/ del bello cantar de antaño./ Soy raíz y soy peldaño de la tradición oral./ ¡Ohejejeee!/ Soy un grato sentimiento/ de una expresión cultural/ soy un hombre torrencial/ en versos y en poesía/ de la linda tierra mía/ yo soy la cepa ancestral”.Y suelta de nuevo el grito mañanero que igual a los gallos de pelea resuena en esos campos “que me han quebrao el espinazo”: “Soy el empírico acento/ de ésta mi raza sinuana/ que al llegar cada mañana/ se oye como un lamento”.Invita al profesor de la escuela a alegrar la mañana y entre los dos empiezan a reunir a los vaqueros que están listos para la jornada. Ellos los empiezan a divertir antes de que galopen con sus caballos arreando esos cebús, los blanco orejinegros, los romo-sinuanos y los brangus que embellecen el paisaje ganadero.Los divierten con sus historias: “¡Ohejejejeee! Tengo una perra en mi casa. /Le llaman la aparecía./ Ella se preña sin perro/ y cada luna está paríaaaa”. Y sigue la historia de este animal que no fallaba luna con distinta descendencia de patos, gatos, conejos, y manatíes de esos que se ven por las bocas de ‘Tinajeras’. Multitud de animales que “la aparecía” le dio a su amo. El Conservador lleva su apodo tejido en el sombrero. Al preguntarle en serio por su filiación política, responde: “¡daaa! Yo soy conservador porque cuando estaba nuevecito, mi papá se tomaba sus tragos y gritaba toda la noche: ¡viva el Partido Conservador! De tanto oírlo me puse el conservador, porque creí que eso era muy bueno”.Lástima que Colombia olvide esta expresión cultural. Por eso vivimos la extradición oral.