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Sueño del agua caleña

La mayor dificultad para resolver el problema del agua potable y sacar...

5 de octubre de 2015 Por: Antonio de Roux

La mayor dificultad para resolver el problema del agua potable y sacar de su agonía a los siete ríos de Cali, es la pobre conciencia que tenemos sobre el asunto. Esa falta de conciencia, que nos ha impedido exigir soluciones, proviene en gran parte de nuestra deficiente memoria colectiva. Quienes no conocen la historia ignoran que el abastecimiento de agua fue desafío permanente desde la fundación de Cali. En los días de la colonia a falta de mejor ‘tecnología’ las sequías eran enfrentadas pidiendo la intervención divina. Con ese propósito la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes era sacada del templo que lleva su nombre y conducida en procesión hasta la Iglesia, hoy demolida, de San Agustín. A partir de ese momento y por virtud de las misas ofrendadas a lo largo de nueve días, se esperaba el advenimiento de las lluvias.El procedimiento mencionado llegó a generar confrontaciones entre las autoridades civil y eclesiástica. Uno de tales episodios se menciona por el ‘Chato’ Buenaventura en su libro ‘Del Cali que se fue’. A finales del Siglo XVIII ante un prolongado verano el cabildo ordenó al Alférez Real Manuel de Caicedo, organizar las rogativas. Pero al intentar sacar la estatua de la Virgen el funcionario se topó con la oposición del rector del convento de la Merced, fray Esteban Mosquera, quien exigía como contraprestación que el cabildo hiciera gestiones para que dos deudores pagaran al convento una deuda vencida. Como la actitud del religioso mercedario impidiera efectuar las ceremonias, se procedió a amenazarlo con excomunión. Al persistir el clérigo en su negativa los oficiales ordenaron al maestro Pedro Correa quebrantar la cerraduras y extraer la imagen.Que esa fuera la manera de solucionar la sequía en el Siglo XVIII, vaya y venga. Pero no tiene presentación que por estos días, en plena posmodernidad, hayamos estado a punto de usar el mismo sistema para conjurar la falta de agua. Como lo expresara Acodal, entidad que agrupa a los ingenieros sanitarios y ambientales, Cali necesita en materia de abastecimiento hídrico un programa integral y de largo plazo. Ese plan en mi opinión debería contener cuatro aspectos convergentes: 1. La captación de fuentes confiables, originadas en zonas con regímenes pluviales diferentes. Ello implica traer caudales desde el río Timba en el sur y trasvasar parcialmente algunos de los afluentes del Pacífico. Tal fue lo que hizo Bogotá con el complejo de Chingaza, que capta aguas de la vertiente llanera y las conduce por túneles hasta la capital. 2. Desarrollar un sistema robusto de reservorios porque no podemos seguir dependiendo de la cantidad y calidad que en cada jornada tienen las fuentes de escorrentía. Esto lo solucionó el Distrito con un eficiente conjunto de embalses. 3. Un programa ambicioso de reforestación y manejo de cuencas para proteger al Cauca y sus tributarios. 4. Un plan de renovación de redes y disminución de pérdidas.Si fuéramos capaces de imponer esta solución integral mi sueño sería alcanzable. Ese sueño es que la ciudad esté bien abastecida de agua y al Cali, al Pance y al Meléndez no les robemos más sus caudales; que nuestros siete ríos vuelvan a tener corrientes alegres, rebosantes de bocachicos, sabaletas y barbudos; y que al resguardo de riveras frondosas y limpias, los caleños encuentren vida placentera.