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Servir a Cali es un suicidio

Amigo lector, voy a darle un consejo que no me ha pedido....

23 de enero de 2017 Por: Antonio de Roux

Amigo lector, voy a darle un consejo que no me ha pedido. Aunque usted esté lleno de espíritu cívico y de amor a Cali, no se le ocurra intentar servirla en los momentos actuales. Si se atreve a hacerlo su libertad, su tranquilidad, su existencia van a quedar en vilo. Su patrimonio se esfumará en el pago de abogados.Vivimos hoy en una sociedad que no distinguen entre una sentencia penal ejecutoriada y una averiguación adelantada por los organismos de control. Aquí a la simple solicitud de información de una autoridad se le da alcance de condena. El mal queda así hecho y la reputación destruida. En está sociedad hipócrita, donde importan las apariencias y no la sustancia, quien defendió el patrimonio público está inerme, es víctima de quienes lo ven como un estorbo. El caso más reciente es el de Armando Garrido Otoya, personaje comprometido, disciplinado, recto y poseedor de un recio carácter. Carácter que seguramente se convirtió en su mayor enemigo ante sus intentos de poner a raya a los operadores y contratistas del MÍO; organizar los procesos internos de Metrocali y trazar una senda de recuperación que va dando resultados.Las altas autoridades locales pudieron pensar que ya Armando había cumplido su ciclo y les asistía el derecho legal de generar un cambio. Pero lo que resulta censurable es la estrategia de los afectados por su gestión al hacer aparecer cualquier error o ligereza como el más horrendo de los crímenes.Esos individuos y empresarios impactados por la acción de Garrido ni siquiera esperaron a que entregara el informe final de desempeño para empezar a encochinarlo frente a las autoridades municipales y los medios de comunicación. Incluso se sabe de un lleva y trae de cuentos e informaciones sesgadas con el Gobierno Nacional, encaminadas a destruirlo. La avilantez de los detractores ha llegado al extremo de poner en duda su paso impoluto por Comfandi.El caso del médico Jaime Rubiano en el Hospital Universitario del Valle es similar. Se le midió a esa leonera movido exclusivamente por el ánimo de servir, de darle una oportunidad a la salud en la región entonces tomada por la ladronería. Esta había puesto a su servicio los procesos internos, los nombramientos y la adquisición de suministros en el centro hospitalario.Con respecto a Rubiano el exalcalde Rodrigo Guerrero y doscientos sesenta y cinco profesionales de la medicina lanzaron un comunicado dramático, en el cual se lee: “Sentimos que sectores políticos y sindicales, que se han apropiado del HUV y de sus recursos económicos durante mucho tiempo y han sido fundamentales en el actual caos administrativo y asistencial, decidieron hacer causa común para, a través de falsas denuncias y desinformación hacer recaer en el doctor Rubiano la responsabilidad de la crisis del HUV. En el lenguaje coloquial, encontraron un ‘chivo expiatorio’ que lograra desviar la responsabilidad de sus actos”. En medio de las circunstancias descritas ciertos calandracos, politiqueros y empresarios torcidos estarán frotándose las manos, satisfechos de haber sacado del juego a las personas limpias que se atrevieron a servir. Además proclamarán que entre ellos y la gente de bien no hay ninguna diferencia porque estas personas cuando quedan al frente a las responsabilidades públicas, también actuarían como cualquier sabandija.Sigue en Twitter @antonderoux