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Pesadilla en Colpensiones

Colpensiones se ha convertido en otra frustración nacional y de no modificar...

8 de abril de 2013 Por: Antonio de Roux

Colpensiones se ha convertido en otra frustración nacional y de no modificar su trayectoria con prontitud, el asunto le generará un notorio costo político al Presidente Santos y a su Ministro de Trabajo. La cuestión es que en ese organismo estatal se cayó muy por debajo de las expectativas, dejando una idea de abuso con respecto a los jubilados. Es innegable que ante la presión de los medios y de la opinión, se pasó a evacuar con mayor agilidad las solicitudes recibidas. Los aspirantes a obtener pensión con requisitos cumplidos venían afrontando demoras de ocho o más meses en el logro del reconocimiento respectivo. Las informaciones disponibles indican que ahora esos términos son menos dilatados. Sin embargo, aún están pendientes ciertos cambios sustanciales. Una buena proporción de los beneficiarios se encuentra con que no se les pagan las mesadas retroactivas, las correspondientes a los meses que duró el trámite, y que son ordenadas por la ley. Tal circunstancia obliga a incurrir en vueltas adicionales y eventualmente, a contratar los servicios de un profesional especializado. Por otra parte, cuando se produce la decisión de Colpensiones reconociendo la retroactividad, es usual que no se abonen los intereses de mora sobre aquella suma. Surge así la necesidad de adelantar una nueva actuación. La actitud del ente estatal expresa falta de transparencia, de lealtad procedimental frente al solicitante. También indicaría una intención inaceptable. Son innumerables las personas que no tienen claros sus derechos y que terminan abandonando, dejando en manos del Estado aquello que en justicia les pertenece.Pero lo más indignante es el irrespeto por los ciudadanos de mayor edad, esa población necesitada y sometida a largas colas, a plantones de jornada entera. Para ellos el calvario comienza con solo intentar ingresar a las dependencias de Colpensiones. Según pude constatar personalmente, en las dos sedes del Norte de Cali inventaron que apenas dan tres o cuatro decenas de turnos por día, sin importar el número de usuarios necesitados. Lo anterior ha llevado a que los guardas de seguridad, muchos de ellos caracterizados por su autoritarismo y su ignorancia, se estén convirtiendo en los hombres más importantes de las dependencias. Tales individuos deciden quien accede, quien habrá de aguantar a la intemperie; quien puede tener esperanzas.Eso no es todo. Para cualquier actuación, hasta para radicar un simple papel, se exige entrevista con un asesor. Estos tienen buena voluntad, pero ignoran la Ley Anti Trámites y sea por falta de integración de los sistemas o por sus taras burocráticas, demandarán la fotocopia de documentos que como la cédula, la resolución de reconocimiento o la constancia de notificación obran en manos de la entidad.El problema de fondo es que Colpensiones debe concebirse como organización de servicio antes que como una entidad financiera. El Presidente de la institución criticado por sus cuantiosos emolumentos y por la lentitud para resolver problemas, está llamado a remangarse; a hablar con quienes hacen cola; a simplificar procedimientos; a detectar la manera de poner fin a la pesadilla. Ojalá el Ministro Rafael Pardo cuyo éxito es tan importante para Colombia, así se lo exija a aquel funcionario.