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La Sexta: no es solo meter plata

Se deben desterrar de la Avenida los usos del suelo incompatibles con ese ideal amable y lúdico que añoramos.

15 de marzo de 2021 Por: Vicky Perea García

Aún muchos recordamos el placer de caminar por la Avenida Sexta, esa joya urbana que nos dejamos arrebatar. En las cercanías del Paseo Bolívar persistían las edificaciones de estilo republicano y al pasar a Santa Mónica era posible apreciar casas señoriales con amplios antejardines. Por las aceras anchas corría la brisa refrescante sin que nada detuviera sus retozos.

Infortunadamente en la parte final del siglo pasado esta ruta emblemática se dejó venir abajo. Nos la birlaron para dejarla llenar de cafetines decadentes; bares de mala muerte; bailaderos cavernosos; prostíbulos disimulados; chulos, jíbaros, y amigos de lo ajeno. Aunque debe reconocerse el esfuerzo de algunos empresarios que continúan en la zona con sus negocios tradicionales y decoros.

Ante situaciones como esta parece necesaria la iniciativa de destinar recursos públicos para renovar la Avenida. Sin embargo, el proyecto del Municipio suscita inquietudes. La primera de estas tiene que ver con los costos. Según se informa estos alcanzarán los sesenta mil millones de pesos, lo cual significa que en cada metro lineal se invertirán cerca de treinta millones. No creo que la cifra esté justificada cuando lo que necesitamos en la zona no son “tapetes de ladrillo asalmonado”, ni museos al aire libre, ni palitroques metálicos costosos y feos como los de cierta plazoleta vecina al CAM.

Lo que esperamos los caleños es tan solo que eliminen el muladar creciente y nos devuelvan la posibilidad de caminar disfrutando la vía en ambiente amable y seguro. A su turno los empresarios del sector con ofertas complementarias de las actividades lúdicas y sanas requieren soluciones concretas respecto de los estacionamientos. Que no pase lo de la Octava Norte hoy convertida en cadáver comercial, porque al intervenirla el Municipio no dio solución a los estacionamientos.

Más allá de su alto precio, la iniciativa propuesta da lugar a otra preocupación. Esta se refiere a que las inversiones por sí solas no mejorarán la zona. Acertadamente se ha recordado lo que pasó en un gobierno anterior: los costosos mármoles y luminarias instalados decayeron rápido, mientras se multiplicaban las actividades indeseables.

La cuestión es que cualquier intervención física debe estar precedida por un cambio en la reglamentación urbanística. Se deben desterrar de la Avenida los usos del suelo incompatibles con ese ideal amable y lúdico que añoramos. La solución no es tan simple como invertir miles de millones sin preguntarse por el después.

En otras palabras, si no se reforma la reglamentación respectiva y si el gobierno local no establece y garantiza usos adecuados, pronto estaremos peor que ahora. Habremos pagado con recursos públicos para que se les mejoren fachadas y accesos a unos metederos que nos avergüenzan.

Para comenzar a superar la falta de confianza en la gestión del Municipio la cual se origina en asuntos que todavía duelen como las megaobras no ejecutadas, sería bueno que el proyecto de la Sexta estuviese acompañado de un panel integrado entre otras entidades por la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Cámara de la Infraestructura, la sociedad de ingenieros y las universidades. Conformar ese panel sería la mejor expresión del compromiso del alcalde con la transparencia contractual, los costos razonables y la calidad de las obras.

Sigue en Twitter @antoderoux