Ánimas meas 128442

Todo empezó hace algunos meses cuando en el cumpleaños de un amigo advertí que su hermana mayor -mujer jechona que jamás vio a Dios- se apareció con tremendo paquete que más parecía unos rollos de papel higiénico que cualquier otra cosa.Mi intriga aumentó al ver a otro amigo que ya azota los 70 que pagaba algo en el supermercado y con el mayor sigilo salió presuroso portando también un paquete similar al que recibió el cumplimentado. Sin embargo, la gota que rebozó la copa fue la pataleta de un pariente lejano quien le increpó a su abnegada esposa en pleno Día de la Madre, el porqué no le había llevado ‘aquello’ a tan significativa reunión. Su mujer entre avergonzada e impotente, le ofreció otros adminículos pertenecientes a su nuera y quién dijo miedo: ¿Acaso soy gay?, le preguntó energúmeno y se encerró en el baño del cual salió como abultado por los lados de sus partes nobles.¿Hombres con pañales? Le pregunté a mi urólogo de cabecera el doctor Manotas, y sí: “La incontinencia urinaria en ciertos varones se inicia al promediar los 65 años y lo que comienza con un simpático goteo pasa a ser una llave entre abierta y termina siendo un hidrante.¿Y no hay forma de prevenirlo? “Hay organismos predispuestos a tal incontinencia. Por ello, es mejor no aguantar las ganas de hacer chichí y ser precavidos vaciando la vejiga permanentemente y sobre todo cuando hay ingesta etílica, de otros líquidos y sobre todo de café, que es un diurético de primera”.Hasta hoy pensé que la ‘pipisiadera’ era sólo natural de los bebés y de los niños muy contemplados. Pero he quedado atónito al leer que en el Japón se venden más pañales para adultos que para niños. Dice la AFP que en el país Nipón el 23% de sus habitantes supera los trágicos 65 años (tranquilas que me faltan 4), porcentaje único en el mundo y que tiende a aumentar.Así las cosas a mayor control de la natalidad mayor consumo de pañales, o sea que el negocio de estos absorbentes por un lado decae y por el otro crece siendo más rentables estos últimos porque -y perdónenme la palabra- la miadera es más abundante en la población mayor.Y uno que se burlaba de las Tenas pensando que eran para ancianos terminales y pasaba de largo por sus avisos tan discretos ellos y vean pues lo que les espera a muchos de mis contemporáneos: incluir más temprano que tarde igual cantidad de papel higiénico que de pañales, tomar menos cerveza, suprimir los célebres ocho vasos diarios de agua, eliminar el café y al menor anuncio correr al pipi room, volverse contertulios de los orinales y -sin importar donde se esté y qué se esté haciendo- desplazarse de inmediato a practicar una ‘chichiligencia’ así se encuentren en medio de una película o en pleno sermón, entierro, bautizo, bailando, durmiendo o -qué horror- en un lance amatorio para evitar el espantoso ‘golden shower’.Otra opción sería -para los golfistas por ejemplo- andar con un tubo almacenador bien discreto aunque los equitadores y los nadadores no tienen ese problema porque se le echa la culpa al sudor y en el agua eso ni se nota.El hecho es que indefectiblemente se vuelve a la niñez y habrá que repetir: “Volver a ser un niño, que cosa tan feliz, comer melcocha fresca y hurgarse la nariz”.