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La apología del delito

Los comunicadores tenemos el deber moral de investigar los hecho pero más...

17 de mayo de 2013 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

Los comunicadores tenemos el deber moral de investigar los hecho pero más aún de no caer en la trampa de convertirnos en defensores de personas que han cometido delitos de lesa humanidad. La prensa es libre pero responsable. Los vacíos morales que tenemos no deben hacer curso en los medios de difusión masiva.La condena de 33 años a José Crisanto Gómez el hombre que tuvo secuestrado a Emanuel, el niño de Clara Rojas y que según el testimonio de la persona que lo denunció a Bienestar Familiar lo dejaba solo llorando, tenía quemaduras de cigarrillos y estaba en un estado de abandono deplorable no puede ser justificado bajo la excusa de que fueron los cabecillas de las Farc los responsables del delito y ahora están en Cuba negociando un indulto o un perdón, ni mucho menos darle la portada de la revista porque se duda si efectivamente la condena de 33 años es justa o reprochable. Después de ver la película Operación E, del director español Miguel Courtois, que dice ser basada en hechos reales me identifico plenamente con Clara Rojas, justifico su rabia y frustración al ver que un hombre que despiadadamente maltrató a su hijo se haga pasar por un buen samaritano, escriba un libro en la cárcel que luego se convierte en una cinta cinematográfica en la que justifica su falta de compasión con un niño indefenso, se haga fotografiar con Luis Tosar el actor principal y viaje por España como una vedette, vendiendo sus mentiras. Efectivamente como lo muestra la película su pasatiempo principal era tener hijos sin preocuparse como los iba a sostener. Él y su mujer podían trabajar y ese final  para un público europeo en que aparece ella pidiendo limosna con un poco de niñitos, escenas no tan distantes de la realidad colombiana, durmiendo debajo de los puentes, limpiando los parabrisas en los semáforos son desgarradoras. Dice ser desplazado aunque debía ser un hombre de confianza de las Farc o de otra manera no lo hubieran escogido como el más idóneo para cuidar su más preciado botín. A Clara Rojas la engañaron y le dijeron que su hijo iba a estar con su mamá en Bogotá pero nunca llegó a las manos de ella. Qué suerte que haya personas que en medio de su pobreza se preocupen por los demás y sin miedo hayan logrado denunciar el maltrato y que exista una institución como Bienestar Familiar que vele por la sobrevivencia de nuestros niños tan sufridos en su primera infancia. ¿Se sabe quién degolló al funcionario que puso al niño a salvo en Bogotá?La película me parece repugnante en extremo y muestra los vacíos morales del director o quizá la ignorancia de un europeo ante la crueldad de la guerra pero lo que si es imperdonable es que haya medios de comunicación que traten de hacer una apología del delito, me compadezco de Clara y de su hijo que parecieran ya no ser víctimas.