El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

El Llamado de la Montaña

Quién iba a creer que el Llamado de la Montaña, la...

13 de enero de 2012 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

Quién iba a creer que el Llamado de la Montaña, la reunión de los pacíficos ecoaldeanos, y los que creen que otro mundo es posible, podía congregar a 293 adultos, 13 niños y jóvenes y 13 bebés, en uno de los sitios más violentos de Colombia cerca de Cajibío, Cauca. La Ecoaldea Atlántida fue la sede del Sexto Llamado de la Montaña, y la red social Google, la responsable de que 23 nacionalidades y gente de todas las tendencias, desde los hippies de los años 70, hasta agricultores, empresarios, profesores, expertas en sanación, brujas, locos, teatreros, intelectuales y diletantes se dieran cita en una zona, donde a menudo hay escaramuzas entre el ejército y la guerrilla. El evento de una semana incluye una serie de conferencias y experiencias exotéricas como el Temascal, las danzas, la sanación, el teatro y ejemplos de vida sustentable, como la máquina de lavar ropa impulsada por una bicicleta.En este mundo alternativo, las mesas redondas llevan el nombre de Consejos, y el Consejo de Visiones es un escenario en el que abuelas y abuelos, sabedores y aprendices se reúnen y comparten experiencias valiosas, saberes y visiones para construir una nueva humanidad. A diferencia de muchas conferencias, donde las discusiones son amargas, y cada cual cree tener la razón, aquí es fácil llegar al consenso. No molesta la lluvia, ni el barro que entra entre los dedos descalzos de algunos participantes que han decidido que su contacto con la tierra, no sólo debe ser intelectual sino físico. Todos los días hay danzas, cuyas cadencias monótonas parecieran arrullar los egos al son de los tambores, pero que luego incitan no a la violencia, como el rap y el rock, sino al abrazo de osa, las palabras suaves y las miradas amistosas. Pronto se intercambian correos electrónicos y se crean vínculos y amistades. Cada cual con su plato, tasa y cubiertos traídos desde sus casas, para no contaminar con utensilios plásticos, recibe con agradecimiento la comida vegetariana, y escoge un lugar, donde se hable del tema que le interesa.Temprano, suena la campana de bambú: es hora del Temascal. Desde las 3:00 a.m., se han estado calentando en la hoguera las piedras al rojo vivo, sobre las cuales se vierte una infusión de plantas medicinales para producir el vapor. Un domo de eucaliptos cubierto de tela es el sitio de este ritual. Brazo con brazo, pierna con pierna, mujeres y hombres se acomodan en un espacio de 3 metros de diámetro. Tambores y canciones ayudan a liberar la creatividad, aumentando el enfoque a la propia espiritualidad de las personas. Termina el evento con el último ritual, la entrega del cirio encendido a la próxima sede, el testimonio del compromiso del Llamado de la Montaña.