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Cali ya no aguanta más

Una bala perdida terminó con la vida de nuestra chef honoris causa...

3 de junio de 2011 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

Una bala perdida terminó con la vida de nuestra chef honoris causa María Olga Sanclemente. Es la quinta persona cercana víctima de la violencia inclemente que azota a la ciudad de Cali en lo que va corrido de este año. En el mes de enero fue el esposo de una de las fundadoras de la Asociación de Mujeres Cabeza de Familia; luego el hijo de otra; en marzo el padre de mi compañera de oficina y tío del alcalde de Cali; en abril el sobrino de una asociada y ahora, lo más insólito, producto de una balacera de las que ocurren a diario, en un pare en Unicentro por el que todos pasamos, es asesinada María Olga. La violencia se nos metió a la casa y Cali se volvió invivible. Ya en los corrillos se habla de militarizar la ciudad y algunos ya están pensando en irse a vivir a otro lado, quizá para Bogotá o para Medellín, o para Cúcuta, como decía mi papá cada vez que se disgustaba. El año pasado el presupuesto de seguridad para Cali fueron escasos $6.000 millones, el equivalente de $2.500 por habitante al año, mientras que en Medellín se invirtieron $18.000, en Bogotá $16.000, en Barranquilla $10.000 y hasta en Palmira se invirtieron $5.000. Sólo Buenaventura, un municipio plagado por la corrupción, está por debajo de Cali. Una muy pobre inversión en una ciudad que según las estadísticas de la Policía es responsable por el 10% de los homicidios de la Nación. Con razón los Patiños Fómeque de este mundo han escogido a Cali para llevar a cabo sus vendetas y los narcotraficantes que habíamos extraditado están otra vez a sus anchas en la ciudad, aunque el general Bojacá asegura que sólo en este año han detenido 7 con fines de extradición. En la balanza de los recaudos, sin contar las megaobras, cada caleño paga en impuestos municipales un promedio de $265.000. Por eso duele que se gasten $20.000 millones en los guardas cívicos que hasta ahora tienen poco que mostrar. Se les lanzó al agua sin preparación alguna y a menudo se les ve en corrillos mascando chicle y chateando por los blackberry. Tampoco han ayudado a la convivencia pacífica; el 46% de los asesinatos son producto de riñas y de violencia intrafamiliar.Un crimen que en otros lados sería considerado aberrante como degollar a su compañera sentimental en el transporte público, en frente de todo el mundo y con sevicia y maldad, no es merecedor de la pena máxima de 60 años pues la Ley permite acogerse a sentencia anticipada y el fiscal conceptúa que no se dan los agravantes para merecerla. Sin embargo hay una luz de esperanza. Este 8 de junio se implementará en Cali un proyecto piloto del plan nacional de seguridad y como Cali ya no puede esperar más, o funciona o cojamos nuestras maletas y vámonos, aunque nos perdamos el Mundial Sub 20.