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Nuestras niñas en Alemania

No fue sólo un castillo de ilusiones de unas jóvenes que en...

2 de agosto de 2010 Por: Álvaro Valencia Tovar

No fue sólo un castillo de ilusiones de unas jóvenes que en el Mundial Sub-20 de Alemania defendieron los colores patrios en una confrontación deportiva ausente hasta ahora de figuración internacional. Fue el preciosismo en el juego, el coraje, el entusiasmo, el talento desplegado por las deportistas y las calidades del director técnico que supo inspirarles la solidaridad, la comprensión, el sentido de equipo que lucieron ante contendoras de impresionantes condiciones físicas como las suecas, las alemanas, y finalmente las nigerianas que corrían como galos y pegaban más duro aún, para escribir una página novedosa y perdurable en nuestro historial deportivo.Así nos falte al escribir estas líneas el resultado por el tercer puesto, nuestras muchachas han cumplido un papel superior a todas las escépticas predicciones que acompañaron su presencia en un campeonato mundial, pese al título obtenido en Bucaramanga algún tiempo atrás. El exigente público germano, que de una fría recepción inicial pasó a aplaudirlas con fervor, les rindió público reconocimiento por su desempeño, pulcritud en el juego y espíritu deportivo.Muchas reflexiones se derivan de la participación colombiana en Alemania y la que, con una reducida delegación por falta de presupuesto, han tenido nuestros deportistas en los Centroamericanos de Mayagüez. Nuestro deporte registra un reconfortante índice de progreso, que en Argentina le permite a nuestro equipo de basquetbol alcanzar la final, cuando hasta hace poco tiempo registrábamos derrotas por canastadas. Si deporte y cultura recibieran del Estado la misma importancia que se le otorga a la política electoral, por partidos, movimientos y caudillos, alcanzaríamos éxitos orbitales. Tenemos el potencial para lograrlo, como lo demuestran las hazañas descritas y la presencia de gente nuestra en la literatura, las artes plásticas, la música moderna, los festivales autóctonos que atraen turismo en proporciones crecientes.Entre los retos del gobierno próximo, estos dos campos ocupan un lugar señalado. El potencial venezolano no es superior al propio, pero casi siempre nos superan en confrontaciones internacionales, simplemente porque saben explotarlo con recursos que a nosotros nos faltan, pero que tampoco existe la voluntad de apropiarlos, y la empresa privada sólo los apoya en forma y limitada, pese a lo cual, donde aparecen, los resultados les garantizan mejor publicidad que los millones gastados en los medios.