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Ecos y sonidos desde La Habana

Iniciada la segunda fase de las conversaciones de paz, prevalecen las oscilaciones...

3 de diciembre de 2012 Por: Álvaro Valencia Tovar

Iniciada la segunda fase de las conversaciones de paz, prevalecen las oscilaciones entre signos positivos y adversos de lo acaecido durante el cierre de la primera aunque en menor escala. Se destaca en primer plano la tregua declarada por las Farc con motivo de las celebraciones navideñas. Se evidencia algo que salió a la luz anteriormente: un doble juego entre el ofrecimiento y la realidad. Bien porque la dificultad en las comunicaciones con las agrupaciones desvertebradas por el accionar de la Fuerza Pública haya demorado el cese de fuegos o porque la tregua sea apenas un disfraz de la real intención.El hecho es que continúan las voladuras de la infraestructura de servicios públicos, los atentados callejeros que asesinan a civiles, en particular mujeres y niños, en fin lo que ha sido comportamiento regular de las Farc. Por consiguiente, en el mejor de los casos podría aceptarse la improbable teoría de la dificultad en las comunicaciones. En caso contrario, se buscaría el efecto mediático con un doble propósito: inculpar al Gobierno por intransigencia guerrerista por un lado y por el otro demostrar una fortaleza engañosa con desprecio absoluto por las vidas humanas y tragedias familiares que producen los brutales atentados.Ahora, tanto la oferta de tregua como los actos terroristas, consiguen el efecto mediático si es eso lo que buscan las Farc. Pero los efectos alcanzan objetivos opuestos. El terror que se busca apenas golpea en el ámbito reducido del lugar donde ocurre. Fuera de éste, resultan asqueantes y condenables en los órdenes político y sicológico, sobre todo si paralelamente se simula una falsa sensibilidad social. La hipocresía aparece temprano o tarde y lo momentáneo cede al paso a lo permanente. El proceso de paz que han emprendido Gobierno y Farc atrae hoy la atención mundial, de tal suerte que si en Colombia el terrorismo se rechaza airadamente, lo que no parece afectar la decisión de las Farc, deben pensar que a nivel mundial el fenómeno tarda más tiempo en producir los mismos efectos y el rótulo de terroristas acabará colgándose al cuello al lado del de narcotraficantes hasta asfixiar a quienes los portan.