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Colombia y elecciones

No son nada risueñas las perspectivas sobre el certamen democrático en el...

24 de octubre de 2011 Por: Álvaro Valencia Tovar

No son nada risueñas las perspectivas sobre el certamen democrático en el que los colombianos elegiremos a quienes habrán de constituir las estructuras de la autoridad gubernamental en departamentos y municipios. Son muchas y muy diversas las amenazas que se ciernen sobre la pureza del sufragio, base de la democracia participativa. La revista Semana en una extensa y documentada publicación intitulada ‘Democracia en la mira’, la especifica pormenorizadamente en un cuadro sobrecogedor que revela hasta donde hemos descendido en esta prueba de fuego donde convergen la libertad y el derecho, esencia del sistema político republicano que escogimos desde los orígenes de la nacionalidad.Narcotráfico, paramilitarismo, guerrilla que fue política para degenerar en simple violencia criminal, parecen confabularse para imponer candidatos que favorezcan la lucha por el dinero fácil representado en el tesoro público. Los siniestros recursos puestos en acción para convertir las elecciones en gigantesco fraude configuran un desafío polifacético que la autoridad legítima está en la obligación de combatir por todos los medios lícitos a su alcance. No es tarea fácil ni mucho menos frente a una delincuencia clandestina que da sus zarpazos en la sombra, con el lucro como objetivo. Desplazamientos de electores, intimidación, amenaza contra el candidato y su familia, sobornos, imposición de candidatos, compra de conciencia frágil, en fin todas las formas de alterar el resultado de las votaciones se están maquinando o ya surten sus ocultos propósitos criminales.La apetencia por candidaturas que llevan el sello del lucro con dineros del erario público es bien elocuente: 101.886 candidatos para surtir sólo 18.571 cargos disponibles, envuelve un pugilato de características violentas con el sello inconfundible del fraude que ya aparece como riesgo inminente en 544 municipios. Una novedosa forma de preparar el fraude halla expresión en la compra anticipada de jurados de votación. 72.554 jurados rechazados por la Registraduría Nacional o el consejo Electoral señalan la magnitud de este subproblema.Según Semana, la descentralización ha hecho más fácil el control previo, pues los cuantiosos dineros que se esparcen por toda la geografía humana departamental y municipal despierta las apetencias delincuenciales de quienes hallan más fácil presionar los niveles bajos del potencial electoral. La dimensión del reto en ninguna manera deben desalentar los organismos de seguridad del Estado ni su sistema electoral. Por el contrario, entre más poderoso el desafío, más contundente debe ser la respuesta, respaldada por la ciudadanía.