El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Atención al ELN

Es bien sabido que el ELN hace rato se fusionó con las...

3 de junio de 2013 Por: Álvaro Valencia Tovar

Es bien sabido que el ELN hace rato se fusionó con las Farc, en especial en comarcas donde la pérdida de sus mandos históricos forzó a convertirse en virtuales apéndices de aquellas. Se observa ahora un renacer, coincidente con las conversaciones de paz en La Habana. ¿Simple coincidencia o cumplimiento de instrucciones encaminadas a proseguir la lucha armada bajo un ropaje diferente? Recordemos que en los albores del Ejército de Liberación Nacional, el servicio de inteligencia de la Quinta Brigada pudo comprobar que el movimiento armado de Tirofijo, aún bajo el rótulo de Autodefensas Campesinas, apoyó a Fabio Vásquez Castaño con una remesa en metálico que éste jamás tuvo la intención de devolver. Esto produjo ruptura bilateral y una rivalidad perdurable que registró batallas campales como en Meta y Arauca, ganadas por las Farc a medias en gracia a su mayor experiencia, conocimiento del escenario y poder de combate. El nombre dinámico y de carácter ofensivo del ELN, indujo a Tirofijo a cambiar su rótulo defensivo por el de Farc, agregándole el de EP o Ejército del Pueblo que luce hasta en la mesa de diálogos.La sorpresiva aparición en la Guajira con el secuestro de dos españoles en vecindades de la frontera con Venezuela, sugiere diversas interpretaciones e interrogantes: ¿salieron de suelo venezolano o hallaron refugio allí? ¿Aprovecharon los guerrilleros la distracción de los dos gobiernos en La Habana y su interés en no suscitar problemas vecinales mientras ellos buscan un acuerdo político? Aparte de estas elucubraciones de difícil respuesta, hay un hecho que de ninguna manera debe pasarse por alto: la probabilidad de un resurgimiento del ELN bajo el mando de alias Gabino, cazurro campesino de San Vicente de Chucurí, llegado a esa posición por sustracción de materia: la muerte del cura Pérez y de los hermanos Fabio, Manuel y Antonio Vásquez Castaño en el desastre de Anorí, que habría sido el fin de la agrupación revolucionaria si el presidente López Michelsen no facilita el escape del encierro militar en la serranía de San Lucas, de los desastrados restos de la catástrofe de Anorí. De todos modos, ojo al ELN. Su reaparición costó la vida de once soldados colombianos.