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Los que fracasan al triunfar

Los partidarios del No en el plebiscito se sienten muy contentos por...

2 de noviembre de 2016 Por: Alberto Valencia Gutiérrez

Los partidarios del No en el plebiscito se sienten muy contentos por haber ganado pero no se dan cuenta de que ‘fracasaron al triunfar’, como le habría ocurrido al Sí en condiciones similares. Una verdadera victoria para cualquiera de las dos partes habría sido de 2 a 1 y no un ‘empate técnico’. Con una exigua diferencia de 53.000 votos la mejor alternativa para el Sí era que ganara el No. El resultado es que el presidente Santos cuenta ahora con todos los elementos a su favor para sacar adelante un acuerdo de paz, en mejores condiciones de las que tenía antes del 2 de octubre.En primer lugar, cuenta con un extraordinario apoyo de la comunidad internacional, ratificado por el otorgamiento del premio Nobel de Paz sin tener que compartirlo con Timochenko, lo que habría provocado una verdadera hecatombe política en este país tan conservador. Y de esto nos salvamos gracias al triunfo del No. En segundo lugar, el fracaso del Sí ha producido una explosión extraordinaria de manifestaciones públicas, lideradas por jóvenes universitarios que se dieron cuenta, así haya sido un poco tarde, que en una situación de esta naturaleza estaba comprometido su futuro más que el de las generaciones que están pasando al ‘desván de la historia’. Todo esto permite que se haga conciencia de la importancia de la paz. En tercer lugar, las Farc se han llevado una gran sorpresa al darse cuenta, más que nunca, de que este país rechaza, no solamente las atrocidades que han cometido, sino la soberbia que han manifestado en los últimos cuatros años. Ahora les va a tocar aceptar condiciones más gravosas para integrarse a la vida del país.En cuarto lugar, el triunfalismo de uno de los miembros del Centro Democrático lo llevó a confesar, de manera absolutamente ingenua, las argucias que utilizaron para convencer a la gente de votar por el No, a la altura de los ‘buenos consejos’ que daba Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, para manipular las “masas ignaras", como decía Laureano Gómez. Todo esto favorece el ambiente de la negociación.En quinto lugar, los pastores de las iglesias protestantes tendrán ahora que vérselas con sus feligreses para explicarles por qué motivo los engañaron de esa manera tan mezquina, alimentando el temor, sin ningún fundamento, de que estábamos a las puertas de una dictadura ‘castro chavista y homosexual’. Que Dios los perdone.En sexto lugar, los partidarios del No son heterogéneos y diversos. Si el liderazgo de esta corriente estuviera de manera exclusiva en manos de Uribe, un nuevo acuerdo de paz habría sido imposible. Las 470 propuestas (o más) de modificación que están en este momento en manos de los negociadores del gobierno reducen el peso específico del uribismo en la negociación y le ofrecen a Santos unas posibilidades infinitas de salir adelante.En séptimo lugar, el Presidente conserva intactas las facultades constitucionales para promover un nuevo acuerdo. Y quedaría por esperar en pocas semanas un espaldarazo importante de la Corte Constitucional en respuesta a las demandas contra el plebiscito y el Acto Legislativo No. 1 de 2016. La legitimidad de los nuevos acuerdos va a ser mucho más amplia ahora que antes pero no va a satisfacer a todo el mundo, en particular al uribismo, que se la juega toda para que la justicia transicional no sea aplicable a los militares ni a los civiles, porque correrían el riesgo de quedar implicados; y para que la "contrarreforma agraria mafiosa" de las últimas décadas no se eche para atrás y se pare el proceso de restitución de tierras que comenzó con la Ley de Víctimas de 2011. Santos ya lo sabe y tendremos nuevo acuerdo muy pronto.