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Univalle otra vez

Hace unos días se dieron a conocer los resultados del Modelo de...

29 de julio de 2015 Por: Álvaro Guzmán Barney

Hace unos días se dieron a conocer los resultados del Modelo de Indicadores de la Educación Superior (Mide) que se aplicó a 187 instituciones. Como cualquier modelo, se puede estar en desacuerdo con sus supuestos, conceptualización y metodología. Pero, caeteris paribus, el mismo modelo se aplicó a 187 instituciones, con resultados inesperados, por lo menos en las primeras posiciones. En estas circunstancias, lo mejor es tratar de entender lo que el modelo indica de las trayectorias individuales, sopesar la situación relativa de unos y otros, especialmente las instituciones pares y, antetodo, considerar lo que se requiere hacer para mejorar. En el caso de la Universidad del Valle, sin duda una de las mejores universidades del país, los resultados del modelo no son los que se esperaban: llegó a la posición 13 en la clasificación general de universidades, no aparece entre las 10 primeras “en el enfoque de maestría” y está en el sexto lugar en el “enfoque doctoral” (El Tiempo, 16 de julio/2015). Hay dimensiones del modelo que juegan contra una universidad pública como la del Valle. Por ejemplo, ‘los egresados’ sobre los que se mide su salario de enganche, su empleabilidad y el paso a posgrados. Pero, aparentemente, no fueron temas que afectaron en la misma medida a la Universidad Nacional, a la de Antioquia o a la Industrial de Santander, que se ubican mejor en la clasificación. Habría que ver lo que sucede más concretamente con las otras dimensiones, pero, desde un punto de vista intelectual es una posición más pertinente, reconocer que se tienen retos y problemas por resolver.Como ninguna otra universidad pública, la del Valle ha tenido continuidad en su calendario durante diez y siete años. Pero esto ha sido a un costo académico enorme: la Universidad ha funcionado y terminado dos semestres cada año, en medio de grandes conflictos, mediados por temas nacionales y locales. La actividad académica realmente se ha tambaleado en varias oportunidades y esto ha incidido en la formación de los estudiantes, así como en el impacto de la Universidad en la región y en el país. Los gremios internos, especialmente el más importante que es el de los profesores, la mayoría con una excelente formación, se ha apacigüado en su liderazgo académico y ha terminado conformándose funcionalmente con el conflicto interno. El gremio de los empleados sindicalizados desarrolló a lo largo de los años acciones, como los bloqueos, claramente anti-académicas. El sindicalismo, en este caso, parece que no entendió cuál era el carácter de la institución, para no afectarla en su esencia. Tienen también una cuota de responsabilidad grupos de estudiantes activistas, minoritarios en número pero con mucha fuerza política, que con agendas externas, válidas posiblemente, replican internamente métodos de protesta que también afectan la vida académica. La Universidad ha sobrevivido, con logros indudables también es cierto, y con la complacencia interna generalizada que se tiene por el salario puntual, asunto que se debe reconocer. Pero, el hecho es que la Universidad en el pasado reciente, seguramente sin la intención de nadie, se ha visto afectada inexorablemente en su tejido académico.Ha llegado la convocatoria para la selección de Rector por un nuevo período. Al actual Rector, ingeniero Iván Ramos, hay que reconocerle su gestión. Incansable trabajador y conocedor de la Universidad. Contribuyó a que estuviera abierta y funcionando por muchos años, un gran logro sin duda. Pero es bueno que haya un cambio, después de doce años. Es aconsejable que llegue un académico prestigioso que venga de fuera y le imprima nuevas ideas y rumbos a la Universidad. No son aconsejables los candidatos estamentales y menos aún los internos agenciados externamente por la troika de Roy, Angelino y Dilian.